Frenesí fugaz
Cerca de mil personas ovacionan a los futbolistas del Real Madrid en el aeropuerto de León.
La llegada del Real Madrid a León resultó fugaz, casi como un destello. Suficiente para desatar la locura. Una riada de aficionados blancos, cerca de mil, según los cálculos de la Policía, inundó ayer, desde las tres de la tarde en algún caso, la terminal del aeropuerto de León para recibir con una sonora ovación a sus ídolos.
Llegaron con casi una hora de retraso, a las 19.38 horas, y pasaron como una exhalación por la terminal. Estaban serios, como si aún rumiaran la dolorosa derrota del clásico. Y tardaron solo dos minutos en recorrer los escasos 15 metros hasta el autobús del club.
La sonrisa de muchos niños cambió a decepción cuando comprobaron que Cristiano Ronaldo no iba a firmar ni un solo autógrafo. El portugués apareció enfundado en una capucha y pasó de largo. «Es un maleducado», protestó Nerea Fernández, fan del luso, que al final se conformó con «tocar a Marcelo y el saludo de Kaká».
Pero los hubo con más suerte porque el entrenador del Real Madrid, José Mourinho, no tuvo ningún reparo en agradecer el apoyo a la afición leonesa y acudir a la llamada de la multitud. «Tengo su firma», gritó Nuria Rodríguez, de 16 años. Su amiga, Mabel Fernández, de 15, también consiguió el autógrafo. Las dos se fundieron en un sentido abrazo y tuvieron que sujetarse para no desfallecer. Sus manos temblaban incontroladas. «Es algo increíble. Mourinho es el mejor», sentenció.
Las horas de espera habían merecido la pena. También para Pilar de la Fuente, que con sus 65 años reconoce al Real Madrid como su «pasión». Lleva en el cuello una medalla de oro con el escudo del club. «Tengo la manta, toallas, calcetines y los patucos», revelaba emocionada. A muchos les costaría conciliar el sueño. Habían visto a Kaká, Ozil, CR7, Higuaín, Ramos...