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BALONCESTO. LIGA LEB-ORO

El triunfo de ocho magníficos (95-91)

Baloncesto León apela a la garra para doblegar al Cáceres en un choque en el que remonta ocho puntos en el último cuarto liderado por Julio, Durley y Quezada. Los de De Grado vuelven a meterse en la zona de play-off.

León

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Ocho magníficos para un triunfo épico. El protagonista de ese guión no fue otro que Baloncesto León, empeñado en demostrar que a pesar de las adversidades es capaz de salir airoso de los envites que se le pongan por delante.

Sin Bernabé y Calvo, sus dos directores de juego, los locales fueron capaces de noquear al Cáceres (95-91) remontando hasta ocho puntos en contra tras el tercer cuarto (63-71). También recuperar una posición de play-off y, de paso, la mejor versión de jugadores como Durley y Rocchia. Eso sin contar con el exhibición de Julio González.

A pesar de las bajas había que estar intensos. León tenía esa lección bien aprendida e intentó plasmarla desde el mismo salto inicial. El Cáceres imponía respeto, que no miedo. Y en esa labor de desgaste Rocchia y Julio González cobraban las primeras rentas (4-2) para los de De Grado.

Pero la batalla no había hecho más que empezar y los extremeños, con sus dos pilares entonados (Antelo y Williams) situaban el electrónico en un 4-7. León defendía bien pero cedía el rebote a los de Aranzana que en un nuevo cambio de marcha abrían más brecha a su favor (5-12). Por si eso fuera poco Durley cometía la segunda personal con apenas cuatro minutos y medio de pulso consumido. Ahí los locales, lejos de bajar los brazos, sacaron su mejor arma a relucir, la garra. Esa fe en sus posibilidades y un Rocchia como el de sus mejores actuaciones posibilitaban que el marcador se comprimiera. Había partido. Un parcial de 10-2 dejaba las cosas en un 20-20 abierto a cualquier camino que al término de los diez primeros minutos se fijaba en 24-28.

León iba a dar hasta la última gota de sudor. El triple nada más iniciarse el segundo cuarto era el mejor ejemplo. A partir de ahí el partido iba a transitar en dígitos parejos. La defensa local empezaba a hacer daño a su oponente que veía como con sólo ocho jugadores los de De Grado seguían a su estela. Incluso en un par de ocasiones con balón para recuperar el mando. En un choque de ida y vuelta León se encontraba en su salsa. Con Mario y Quezada turnándose en la dirección de juego los 20 minutos iniciales concluían con un apretado 44-48.

Restaban otros 20 y nada estaba decidido. Y menos tras comprobar como salían los locales del vestuario. Porque a pesar de la tercera de Durley y del 44-50 de los primeros compases el propio Durley obraba la remontada. Los locales estaban lanzados, defendían, recuperaban y anotaban. Sólo los triples del Cáceres le mantenían. A poco más de seis minutos para cerrar esta tercera entrega los de De Grado dominaban por un punto 53-52. Y pocas acciones después llegaron a hacerlo por cuatro (58-54). Eso a pesar de que los árbitros, con dos técnicas casi consecutivas (De Grado y Julio) se empeñaron en evitar que León completase la faena. Ahí el Cáceres pescó hasta ocho puntos de renta (63-71). Y con diez minutos por delante el panorama para los de De Grado empezaba a oscurecerse.

Eso si se tratase de un equipo normal, no de un León con garra y sacrificio para hacer posible con imposible. Quezada, Julio, Durley, Mortellaro, Rocchia, Mario,... Daba igual quien cogieses en balón. León estaba lanzado, enrabietado y sus zarpazos fueron destrozando la resistencia de un Cáceres que al final sólo pujó por no perder el average. El partido ya no era suyo sino del León de los ocho magníficos.

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