Diario de León

AMAYA VALDEMORO, UNA LEYENDA CON CUERDA PARA RATO

«Después de 111 días de mi torta estoy de vuelta»

La mejor jugadora española regresa por la puerta grande con el Rivas .

GARRIGA

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E. Madariaga | Madrid
León

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La capitana de la selección española de baloncesto, Amaya Valdemoro regresó el sábado a una cancha de baloncesto 111 días después de fracturarse las dos muñecas en el primer partido de su equipo, el Rivas Ecópolis, en la Euroliga. «Después de 111 días de mi torta estoy de vuelta, he recibido el alta médica y no puedo estar más contenta, gracias a todos por darme fuerzas cada día».

La alero, una de las leyendas vivas del baloncesto femenino español, no pudo hacerlo de la mejor manera posible que con un triunfo. Y aunque veterana en estas lides también sintió cierta responsabilidad. «Qué nervios, qué ganas, qué lejos lo veía todo; pero sobre todo qué felicidad».

El secreto no es otro que un durísimo trabajo de rehabilitación. A través de la web del Rivas Ecópolis, Amaya ha querido dar «gracias en primer lugar al club por toda la paciencia que ha tenido, su apoyo y el de todas las compañeras, el trabajo de los fisios... El primer día que volví a coger un balón y sentí dolor, no se lo dije a nadie, pero llegué a pensar que esto se había acabado».

La jugadora madrileña reconocía estar muy nerviosa, a la vez que emocionada por su regreso: «Seguro que no me va a salir nada, estoy atacada pero necesito jugar ya. Todavía no estaré al cien por cien, pero espero estarlo cuando lleguen los partidos importantes como los octavos de final de la Euroliga, la Copa de la Reina que se disputa en marzo en Arganda y los play-off por el título.

También ha escrito una carta abierta en la que agradece el apoyo recibido y avisa que, a sus 35 años, la lección aprendida es la «de dosificar el cuerpo y trabajar la mente. La lección es que hay que empezar a dosificar el cuerpo y, sobre todo, trabajar la mente para saber que, aunque una quiera, no podré jugar toda una vida al baloncesto. Me siento afortunada por todo lo que me ha dado este deporte, por todo el cariño que me habéis ofrecido en los buenos y, sobre todo en los malos momentos», señala la madrileña en su misiva. Y es que la veterana jugadora reconoce que se ha sentido muy acompañada en estos duros momentos. «Como dice Oprah Winfrey: ‘Todo el mundo quiere ir contigo en la limusina, pero lo importante es tener a alguien dispuesto a coger el autobús contigo cuando la limusina se estropea’».

«Con vuestros gestos y palabras de apoyo me habéis ayudado a entrenar cada día, incluso cuando estaba con las escayolas. Y eso lo agradezco en el alma porque ahora puedo decir que ha sido duro, muy duro. He llorado de dolor, de miedo, de rabia, de ganas de jugar. Me puedo caer, me puedo herir, puedo quebrarme, pero con eso no desaparecerá mi fuerza de voluntad».

Amaya está de vuelta. Y eso gana el baloncesto español.

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