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Ante la fatalidad, espíritu Ademar (38-27)

El equipo leonés se sobrepone a sus seis bajas para arrollar al Naturhouse apelando a la casta y al espíritu de grupo.

El primera línea, Carlos Ruesga, con nueve tantos, fue ayer el máximo artillero del partido y una pesadilla para la defensa riojana.

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georgino fernández | león
León

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Lo primero un detalle de juego que ilustra bien a las claras cómo fue la gran victoria de ayer del Reale Ademar. Faltaban poco más de tres minutos para la conclusión del partido y el equipo leonés ganaba 35-23. Doce de diferencia. En ese momento la defensa ademarista corta un balón que sale rebotado y dos jugadores, el pivote argentino Gonzalo Carou y el extremo Cabanas, corren detrás de él y se lanzan de cabeza al suelo para cogerlo sin tener en cuenta lo abultado del marcador. Lo segundo la frase de elogio que dedicó a sus hombres el técnico Isidoro Martínez cuando a la conclusión se reunieron como una piña en el centro de la cancha tras una victoria rotunda (38-27): «Enhorabuena, habéis hecho un partidazo».

Ciertamente fue así. El Reale Ademar hizo un partidazo que desarboló a un Naturhouse La Rioja frío y sin espíritu, la antítesis de un equipo leonés lleno de espíritu solidario para sobreponerse a las seis bajas con las que tuvo que afrontar el partido. Y es que ayer volvió a salir lo mejor del espíritu-Ademar para hacer frente a las dificultades: trabajo a destajo los sesenta minutos, solidaridad, compromiso, garra y corazón. Un cóctel contra el que nada pudo hacer el Naturhouse y que además hizo disfrutar —y mucho— a la afición.

Se esperaba un partido a cara de perro por las muchas ausencias del plantel ademarista. Por eso de entrada ambos equipos salieron con las lógicas cautelas. Tanto el Reale Ademar como el Naturhouse apostaron por defensas en 6-0 compactas. Tras unos minutos igualados pronto se vio que le daba mejor resultado a los locales, pues al filo del minuto diez ya doblaban a los riojanos con un 10-5 que obligó a Javier González, técnico del Naturhouse, a solicitar su primer tiempo muerto para reclamar a su equipo lo que hasta ese momento le sobraba al equipo leonés: coraje y espíritu de grupo.

En ataque el central serbio Dalibor Cutura manejaba a la perfección los tiempos del partido consciente de que el equipo, con Ruesga en el lateral derecho por la ausencia de zurdos, no podía desplegar su velocidad habitual por la merma de efectivos. Con cuatro goles en los primeros compases el balcánico demostraba que ha llegado del Europeo en plena forma.

Si algo funciona no lo toques. La vieja máxima la siguieron al pie de la letra los leoneses que con un Losert muy seguro atrás y un ataque posicional sumamente ordenado que mantenía a los riojanos a una distancia considerable en el marcador. Las rentas del Reale Ademar se estabilizan entre los seis y siete goles.

El Naturhose cambia a una defensa mixta y muy profunda para intentar anular sus principales referencias ofensivas (Cutura, Ruesga y Antonio García) pero su horizonte no se aclara.

Y para cabreo de su técnico sus acciones ofensivas se estrellan una y otra vez en el muro defensivo leonés. Un dato es bien ilustrativo: a falta de menos de tres minutos para el final de la primera mitad tan sólo habían podido batir en nueve ocasiones al internacional croata Venio Losert.

Al final de los primeros treinta minutos se llegó con un contundente: 16-10 para el Ademar. Y sin ningún penalti a favor.

En la reanudación un parcial de 6-3 para los leoneses en poco más de seis minutos sirvió para dejar claro a los riojanos que el guión de la película no iba a cambiar. Era evidente que el Naturhouse tenía un problema o más bien una vía de agua que el técnico Javier González intentó cortar con su segundo tiempo muerto. Ordenó una presión asfixiante sobre toda la primera línea leonesa en un intento casi desesperado de evitar la avalancha que se le venía encima pero el Ademar ayer funcionaba con la precisión de un reloj suizo. El partido estaba tan resuelto que a falta de algo menos de diez minutos Isidoro Martínez dio entrada al canterano Piñeiro de 17 años de edad que también se sumó a la fiesta.