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El Madrid deja vivo al CSKA (1-1)

Los de Mourinho se muestran muy superiores pero carecen del ‘instinto asesino’ que les caracteriza. Cristiano abre el partido pero los rusos igualan en el descuento.

Iker Casillas encaja el gol del empate de Wernbloom en el tiempo de descuento.

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ignacio tylko | moscú
León

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Tan sencillo lo vio el Madrid ante un CSKA flojo y poco rodado que cometió el grave error de dejarse llevar antes de tiempo en lugar de tomar Moscú y sellar su pase a cuartos. Debió dejar el partido del Bernabéu en una anécdota pero ahora le queda cierto trabajo por delante. Un castigo por no hacer lo que le caracteriza en la Liga: arrollar al enemigo y no perdonarle la vida jamás (1-1).

Cuando el partido agonizaba y quien más y quien menos ya pensaba en volver al calor del hogar, los merengues se distrajeron en un balón aéreo. Permitieron dos toques de cabeza y el remate claro del sueco Wernbloom. Un tanto que no hacía justicia porque Iker Casillas no había tenido que hacer una sola parada, pero que provocó malestar a Mourinho. Es el primer tanto que encaja el Madrid lejos de casa en esta ‘Champions’ y el primer partido que no gana.

En el típico duelo incómodo por el frío y el diferente bote del balón en el césped artificial, los detalles deciden. Y esas particularidades tienen mucho que ver con la calidad técnica, el oficio y la fuerza mental, esa que reclamó el técnico luso y que a sus discípulos les faltó para matar el choque.

Candidez. Los rusos son buenos y disciplinados atletas, pero muy cándidos y acusan su larga pretemporada, en la que huyeron del ‘general invierno’ para refugiarse bajo el sol que ilumina el Mediterráneo. Corren mucho y presionan bien pero apenas amenazan en ataque. Y no progresan adecuadamente por más brasileños y africanos que fichen a golpe de petrodolar. Hoy por hoy, el marfileño Doumbia y el nigeriano Musa son poca cosa para poner en apuros al club con mayor presupuesto del mundo. En cambio, los de Mourinho son fenómenos de la naturaleza que normalmente avasallan. Si no golearon en Moscú es, sencillamente, porque no lo necesitaban y sabían que siempre les quedará la vuelta.

Cristiano Ronaldo le costó 96 millones al club pero con el tiempo saldrá barato, no como Coentrao, con el que ‘Mou’ casi siempre cuenta en los grandes partidos aunque no termine de cuajar. Con media ocasión, al delantero luso le basta para hacer gol. No entiende de campos malos ni de temperaturas gélidas.

Estaba el partido muy dormido, sin que apenas ocurrieran acciones reseñables, hasta que al portugués le cayó un balón y lo golpeó de empeine a bote pronto para sorprender al debutante Chepchugov, el tercer portero del CSKA. Sin Kaká y sin Granero Ronaldo fue el mejor en un escenario del que guarda recuerdos encontrados. Allí ganó su única ‘Champions’. Marcó en la final que hace cuatro años el Manchester United le ganó al Chelsea, pero falló un penalti de la tanda que le dejó cabizbajo pese al título conquistado por los errores de Anelka y Terry.

Beretutski estuvo tan lento que Higuaín le robó la cartera y el lateral Shennikov intentó un despeje heterodoxo que dejo el disparo franco al ‘matador’ Ronaldo. Un gol a la rusa, imperdonable en esta competición que marcó el partido y, seguramente, la eliminatoria.

Hasta el tanto, casi a la media hora, el Madrid estaba en fase de adaptación. Jugaba sin Kaká y con Callejón, más rápido y sacrificado que el brasileño, y con Khedira, titular porque Mourinho entendió que en Luzhniki habría que abrigarse y con Granero el equipo podría resfriarse.

La tropa de Slutski lo intentaba pero se veía impotente. El Madrid erró. Buscó más guardar la exigua renta que en cerrar el enfrentamiento. Aun así, Callejón dispuso de dos excelentes ocasiones, a pase de Cristiano, y el propio Ronaldo estuvo a punto de culminar un gran envío de Xabi Alonso. Hasta en un sembrado, este Madrid debería pasar por encima del CSKA. Pero lo vio demasiado fácil y firmó un empate. Chamartín dictará sentencia.

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