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Otra lección de coraje para soñar con los cuartos (31-28)

El Reale Ademar logra una renta de tres goles ante el Veszprém húngaro tras una excelente segunda parte.

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sergio c. anuncibay | león
León

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El Reale Ademar volvió a dar una lección de coraje ante uno de los mejores equipos de Europa, el Veszprém húngaro, que salió derrotado (31-28) de un Palacio Municipal de Deportes donde ningún equipo ha ganado en Champions esta temporada.

El derroche de bravura permite soñar a los leoneses con una clasificación histórica para los cuartos de final de la Liga de Campeones. La renta de tres goles no es, ni mucho menos, definitiva, pero mantiene viva la ilusión de una plantilla que irá el domingo al Veszprém Arena con el único objetivo de buscar la victoria; sin especular.

Y la clasificación es posible porque ayer firmaron una segunda parte épica, con una reacción mágica cuando peor pintaban las cosas. El bloque magiar salió tras el descanso (19-19) con el cuchillo entre los dientes y a punto estuvo de ‘matar’ el partido en los primeros diez minutos del segundo acto (21-25). Császar despesperaba a la defensa marista con un repertorio inagotable de acciones de calidad y con unas transiciones endiabladas en ataque para situar las diferencias en cuatro goles. El Veszprém disfrutaba de su máxima ventaja.

Pero Isidoro paró la sangría con un tiempo muerto que sirvió de punto de inflexión. Felipe Borges volvió al avanzado, a pesar de que la defensa 5-1 no había funcionado en la primera parte. Y Losert salió a pista. A partir de ahí, los errores quedaron difuminados porque el Ademar trabajó a destajo para asfixiar al central húngaro, que llevaba diez goles en el minuto 40. Y porque el portero croata encadenó tres intervenciones decisivas. Ruesga empató el choque tras un 4-0 de parcial para el equipo leonés (25-25).

Después aparecieron muchas imprecisiones por ambos lados, tantas que Veszprém y Ademar llegaron a estar hasta siete minutos sin anotar. Tuvo que ser Ferrer quien pusiera el 28-26 cuando solo faltaban cinco minutos para el final del partido. El Palacio, en pie, insufló oxígeno a un equipo que aprovechó las dos tarjetas rojas que vio el bloque magiar por sobrepasar los límites marcados en el reglamento. Y sacó partido de esa superioridad numérica para alcanzar una ventaja de tres goles.

Lo hizo tras sobreponerse a las adversidades. Porque los primeros treinta minutos transitaron por un intercambio de golpes constante que terminó con un empate a 19 goles, a pesar de que el conjunto leonés mandó en el marcador con rentas que variaron entre los dos y tres tantos. El arsenal ofensivo funcionó en el primer acto gracias a la precisión de un cirujano llamado Álvaro Ferrer, que orquestó el ataque del Ademar para que Antonio García y Martin Stranovsky golpearan la portería de un Mirko Alilovic que no estuvo acertado.

Gonzalo Carou y Juan Andreu consiguieron tapar a un Renato Sulic que no vio puerta hasta el minuto trece. Solo anotó ese gol en todo el partido. Pero un Császar en estado de gracia, terminó la primera parte con seis goles, y Vujin desde el lateral derecho, hicieron mucho daño a la defensa marista, que no encontró la fórmula para frenar los lanzamientos lejanos del Veszprém.

Tampoco funcionó el cambio en la defensa. Isidoro ordenó el 5-1 tras el ecuador de la primera mitad, pero Reinaldo se empezó a encontrar muy cómodo en el ataque magiar y el Veszprém seguía a un gol del Ademar (13-12).

La portería leonesa no aportaba lo suficiente, pero Antonio García, con un terrible disparo, mantenía esas diferencias de dos goles (16-14) cuando faltaban siete minutos para afrontar el túnel de vestuarios. El técnico húngaro pidió un tiempo muerto y el conjunto visitante alcanzó después una ventaja de un gol a falta de tres minutos para el descanso (17-18). Ahí apareció Denis Krivoshlykov para encadenar dos acciones desde el extremo que permitieron al equipo marista llegar a ese empate a 19 goles.

Lo que vino después agranda la leyenda del Ademar en esta Champions. Todos los jugadores, sin excepción, a pesar de los errores, aportaron. Baena no anotó ningún tanto pero su pelea en el pivote fue encomiable y regaló al Ademar muchas alternativas en ataque. Y así, uno por uno, la plantilla leonesa volvió a poner a 4.000 personas en pie. No hay nada imposible para este equipo.

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