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balonmano. Liga de campeones

Sobrevivir al infierno húngaro

Una de las canchas más calientes, el Veszprém Arena con 6.000 rugientes hinchas, será el escenario donde el Ademar se juegue en una semana su futuro en Europa.

El Veszprém Arena donde se jugará la vuelta de la eliminatoria.

Publicado por
georgino fernández | león
León

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El próximo domingo, el Reale Ademar se jugará su clasificación para los cuartos de final de la Liga de Campeones, en un escenario hostil: el Veszprém Arena, una cancha caliente —como casi todas las de Hungría— que para esa jornada estará a rebosar con más de 6.000 hinchas en ebullición deseando ver como su equipo es capaz de dar la vuelta a los tres goles de desventaja que se ha traído de León (31-28) después de que los hombres de Isidoro Martínez diesen una nueva lección de coraje en la Liga de Campeones, la competición donde esta campaña más y mejor está brillando el equipo leonés. «Es una pista complicada y con un público muy caliente que mete mucha presión. No va ser fácil», apuntó en este sentido el meta del Reale Ademar y uno de los capitanes del equipo, Vicente Álamo.

Pero la presión de la grada y un ambiente infernal no es el único motivo de preocupación. Se teme también el tinte casero del arbitraje en la cancha magiar. Máxime cuando el máximo responsable del estamento arbitral en la Federación Europea de Balonmano (EHF) es el húngaro Sandor Andorka, que además reside en Veszprém. Se sabe que su sombra es alargada aunque también es cierto que la cosa ya no es lo que era después del «efecto purificador» que tuvieron los escándalos arbitrales de los últimos años en el mundo del arbitraje.

Pero nadie se fía. «Esperemos que no haya que hablar sobre el arbitraje y que sólo se hable de un partido disputado sin ningún factor extraño», añadió Álamo uno de los protagonistas de la «encerrona» que sufrió el Reale Ademar hace tres años en ese mismo escenario cuando estaba «decidido» de antemano que la victoria sería para un Vezsprém sacudido por el asesinato de su pivote Cozma. «Aquel recuerdo no es especialmente agradable. Jugamos un partido en una situación muy especial. El ambiente era muy emotivo y la verdad es que aunque hicimos un buen partido los árbitros fueron determinantes al marcar muy alto el listón de dureza. A nivel ofensivo no nos permitían nada y cada vez que nos acercábamos nos pegaban. Y ahora siguen siendo un equipo duro que nos hace muy difícil jugar con el pivote».

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