Diario de León

balonmano. un pequeño benefactor

Los panes de Lucas

El hijo de Antonio García trae más de un pan debajo del brazo para el . balonmano leonés. El nacimiento el pasado viernes del pequeño Lucas, el hijo de Antonio García, ha desatado toda una catarata de acontecimientos positivos tanto para el Reale Ademar como para el feliz papá. Ya se habla del «efecto Lucas».

j.c.

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Georgino fernández | león
León

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Una pequeña pancarta en uno de los fondos del Palacio daba ya una pequeña pista el pasado miércoles en el derbi Reale Ademar-Valladolid. «El pan de Lucas», rezaba el escueto mensaje escrito bajo la imagen de un pan. ¿Lucas? ¿Quién es Lucas? Es el pequeño protagonista de esta historia, tiene apenas una semana de vida y es el primer hijo del lateral del Reale Ademar, Antonio García. Nació el pasado viernes en el Hospital de León y su llegada ha desatado toda una catarata de acontecimientos positivos tanto para el club leonés como para el feliz papá. El viejo dicho de que todos los niños vienen al mundo con un pan debajo del brazo se queda corto en el caso de Lucas. En su caso ha venido como poco con una hogaza de tres kilos. Se habla ya del «efecto Lucas». Y algo —o mucho— debe haber de cierto en ello.

Y eso que todo comenzó con un sobresalto. Bien entrada la tarde del pasado viernes, su padre y el resto del equipo estaban ya en el autobús camino de Madrid para subirse al avión rumbo a Hungría donde les esperaba una trascendental cita de Liga de Campeones ante el Veszprém húngaro. «A la altura de Tordesillas me sonó el teléfono y me dijeron que mi mujer había roto aguas. Imagínate», recuerda Antonio García cuando habla de aquellos momentos.

Llamada urgente a un taxi y Antonio García se baja del autobús para poner rumbo de nuevo a León a toda velocidad. Todo el mundo se hizo cargo. «Quería estar con Marta, mi mujer, en esos momentos». Llegó casi justo a tiempo. En la sala de partos del Hospital de León asistió al nacimiento estuvo con los dos apenas una hora y... hasta pronto. Cogió de nuevo un taxi para enfilar de nuevo en dirección a Madrid para tomar un avión en solitario y unirse a la expedición. Pero era ya otra persona en todos los sentidos y la «bendición» de Lucas estaba a punto de comenzar a ser una realidad palpable.

Ese fin de semana Antonio García fue, con seis goles, una de las claves de que el Reale Ademar lograse eliminar al Veszprém húngaro en su propia cancha y colarse en los cuartos de final de la Liga de Campeones con los ocho mejores equipos del continente europeo. La empresa no era fácil. Tras el 31-28 favorable de la ida, el equipo leonés accedió por primera vez a cuartos en el actual formato de Champions al perder por sólo dos goles (27-25) contra el Veszprém, favorito por jugar en casa y por la presencia de figuras como Vujin, Sulic o Csaszar. Y logró el pase en el último segundo cuando Antonio García pudo dar un pase de gol al pivote Baena. «No le iba a pasar a él pero le vi por el rabillo del ojo en el último segundo y una décima antes de que me dieran una gran hostia y me sacasen del campo y le pude pasar el balón».

Fue decisivo. El «efecto Lucas» empezaba a notarse. «Tenía un presentimiento y les comenté a todos que Lucas venía con un pan debajo del brazo como se suele decir», señala Toni García.

Eso sucedió el domingo pasado y era el primero de una serie de acontecimientos positivos. El siguiente llegaría el martes en el sorteo de los cuartos de final. El Ademar entraba en el bombo con tres «cocos»: Kiel, Barcelona y Atlético de Madrid y un rival más terrenal como el Füchse Berlín. Hasta ahora en todos los sorteos le había tocado bailar con la más fea pero en esta ocasión el bombo le fue propicio: esquivó a los «cocos» y le toca emparejarse con los «zorros» berlineses con el que se jugará estar en la próxima Final de Four de Colonia, un acontecimiento histórico.

Seguía la buena racha. ¿Pero la «bendición» llegaría también para el derbi del pasado miércoles ante el Valladolid? Un partido donde los leoneses se jugaban la tercera plaza de la liga. Llegó y fue como un cañonazo más que otra cosa para los pucelanos. En un partido soberbio, tal vez el mejor de la temporada, el equipo leonés les endosaba una paliza de las que hacen época: 32-22. El «efecto Lucas» en todo su esplendor.

Y lo bueno es que no sólo ha repartido buena fortuna para el Reale Ademar, el feliz papá también ha tenido su parte. Antonio García recibía días atrás la llamada del seleccionador Valero Rivera convocándole con España para disputar el Preolímpico donde La Roja quiere conseguir su billete para los Juegos de Londres. Y todo hace indicar que el papá de Lucas verá de cerca la llama olímpica. ¿Alguien da más?

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