Sin suerte ni goles

Sin afanes polémicos martín

Se terminó la aventura por el ascenso. El Racing B fue rival difícil, obstáculo incapaz de ser salvado. Tal vez la Cultural perdió la eliminatoria en el primer encuentro de la misma, en el Reino de León, donde encajó dos goles que no debieron de entrar en la puerta culturalista, particularmente el segundo, en remate de cabeza, donde la cobertura local dio toda clase de facilidades. Tampoco la suerte fue propicia

En el encuentro decisivo no pudo contar con su goleador Murci y el cero a cero del resultado evidenció su ausencia. También la poca fortuna ante el gol. Total, una vez más, la Cultural ve como se escapa una buena ocasión para el ascenso que hubiera rubricado una gran temporada (que nadie pudo vaticinar tan extraordinariamente buena allá por las calendas de agosto y septiembre, cuando la pervivencia del Club se antojaba poco menos que milagrosa). Se ha trabajado bien, se ha hecho una excelente temporada luchando contra todo y frente a todos. Viendo como en los despachos se restaban seis puntos ganados en el campo de verdad, en el terreno de juego. Y la espada de Damocles de la economía pendiendo sobre su cabeza. Al final, la suerte y el gol se ha negado de tomar partido en favor del gran esfuerzo realizado, del trabajo bien hecho.

Quienes hemos seguido la peripecia culturalista desde hace muchos lustros, damos fe de como una y otra vez se negó un ascenso cuando se había hecho méritos sobrados para realizarlo. Muchos recuerdan partidos decisivos frente al Sabadell y contra el Toledo; pero el colmo de la mala fortuna se dio en la temporada 1965-1966, primera de la fenomenal gestión de los hermanos Fernández Rabanal.

Ellos, como ahora Baena, habían salvado con su trabajo, gestión y hasta imaginación (es la primera vez, que en mi carrera de jurista, he visto como los deudores iban en busca de los acreedores, me decía, en uno de los largos paseos que con él hice, D. Timoteo Morán). Nueva piedra en el camino. Nuevo tropiezo. Y nuevo reto que la Cultural ha de afrontar con el mismo tesón y con el mismo trabajo que se ha venido realizando.