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la eurocopa

España defiende su modelo

Buena parte del éxito de ‘La Roja’ descansa en la retaguardia y en el doble pivote. En Sudáfrica sólo encajó dos goles.

El centrocampista Andrés Iniesta conversa con varios compañeros durante el entrenamiento que realizó ayer la selección española en la localidad polaca de Gniewino.

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Iván Orio | Gniewino
León

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La España campeona de Europa y del mundo siempre será recordada por su prodigiosa capacidad de creación en el centro del campo y por ese pase final que la hace única. Xavi Hernández, Iniesta, Silva, Cesc Fàbregas, Cazorla, Mata... La lista de talentos da vértigo y con ella se podrían construir varios equipos de una calidad incuestionable.

Sin embargo, ese juego mágico ha eclipsado otra característica de ‘La Roja’ sobre la que ha descansado un porcentaje muy elevado del éxito de una era que comenzó a escribirse hace cuatro años. Y es su trabajo defensivo, sustentado en un doble pivote de lujo, con Busquets y Xavi Alonso, y unos centrales de altura, Puyol, ahora ausente por lesión, Piqué y Sergio Ramos. Un repaso a los resultados de ‘La Roja’ en las dos últimas grandes citas internacionales arroja un dato que confirma que la retaguardia ha sido clave para alcanzar la gloria: solo encajó cinco goles en Austria y Suiza y en Sudáfrica.

El debate tras el empate ante Italia en el debut en el Arena Gdansk se ha centrado en el fallido experimento del falso ‘9’, encarnado en Cesc, y en la preocupante falta de confianza de Fernando Torres, que tuvo el partido en sus botas con dos ocasiones en veinte minutos que un delantero en forma nunca debería errar. Pero otro de los males de la selección, el que permitió que Pirlo se adueñara de la medular durante buena parte del encuentro y moviera a los suyos a su antojo, fue el transitorio desajuste de sus medios centros, descolocados en algunos ataques de la escuadra ‘azzurra’ y desacertados en la salida de la pelota.

En el fútbol moderno la figura del pivote es importante, pero en el caso de España adquiere un rango supremo porque en numerosas ocasiones una pérdida de balón de los ‘pequeños’ debe ser subsanada por la primera línea de contención. Y Busquets y Xabi Alonso estuvieron siempre incómodos ante Italia.

En su descargo es justo decir que su misión se multiplicó porque los compañeros que se movieron por delante de ellos no estuvieron tampoco finos en la presión. De hecho, hubo poquísimos robos en las cercanías del área rival, una faceta clave en los torneos precedentes y también en la inmaculada fase de clasificación.

Juego sin balón

En la segunda parte, con la entrada de Navas y Torres, los italianos dieron un paso atrás y favorecieron la labor de los pivotes, que entonces sí conectaron con rapidez con Xavi para que buscara al delantero del Chelsea, un espectáculo en los movimientos sin balón. Minutos antes, sin embargo, el deficiente dibujo en la medular abrió las puertas de par en par a Pirlo, que con su habitual elegancia no tuvo dificultades en asistir con calidad a Di Natale, quien, recién salido al campo, ya le había ganado la espalda a Gerard Piqué. Las fichas de dominó habían caído en cadena con un pequeño soplo de aire del enemigo.

Un análisis pormenorizado de los partidos disputados por ‘La Roja’ en la última Eurocopa y en el Mundial demuestra que las tareas defensivas se ajustan en las fases de grupos y alcanzan su plenitud en las eliminatorias a vida o muerte, las que trazan la línea entre el cielo y el infierno.

De hecho, los campeones únicamente recibieron algún gol en los encuentros previos a los cruces. En Austria y Suiza, la selección mantuvo la portería a cero desde cuartos ante Italia, Rusia y Alemania. Y en Sudáfrica se repitió la historia desde octavos ante Portugal, Paraguay, Alemania y Holanda. Fueron cuatro partidos de una intensidad máxima en la que los hombres de Vicente del Bosque superaron siempre a sus contrincantes con el mismo resultado: 1-0. Dicho de otro modo, el combinado nacional sacó el máximo provecho posible a su limitada pegada gracias al rendimiento de la faceta defensiva y a un Iker Casillas inconmensurable.

Es inevitable aludir a Carles Puyol, mejor dicho, a su ausencia en Polonia y Ucrania, al examinar la defensa de España. Pareja ‘oficial’ de Piqué en el eje de la zaga tanto en el Barça como en la selección, su valor en el grupo trasciende lo deportivo y entra en el terreno del fomento del compañerismo y la motivación colectiva. Ha reconocido Piqué durante la concentración de Gniewino que al principio le costó un poco asociarse con Ramos porque con su «casi hermano» en el conjunto azulgrana se entiende de memoria, con una sola mirada.