El mejor gol de Cristiano Ronaldo
El jugador portugués se convierte en el benefactor de Nuhazet, un niño grancanario con cáncer al que financia la totalidad de su tratamiento.
Una vida. Es lo que Cristiano Ronaldo, la estrella portuguesa del Real Madrid, y su representante Jorge Mendes, pueden haber dado a Nuhazet, un niño de Las Palmas de Gran Canaria de nueve años que sufre cáncer desde hace siete.
Hace un mes, los médicos informaron a sus padres, Fabiola Guillén y Silvestre Guardia, que no podían hacer nada por él. Una metástasis en la columna parecía haberles llevado al final del camino, y les recomendaron que pensaran solo en ser felices con su pequeño. Y así lo hicieron. El 12 de mayo volaron hacia Madrid para ver la última jornada de liga en el Santiago Bernabéu, pero tras un quiebro asombroso del destino, hoy se encuentran el Hospital Montepríncipe ubicado en Boadilla del Monte esperando la llegada de un fármaco personalizado que pudiera obrar la salvación. Un regalo del futbolista y su representante que, tras conocer a Nuhazet, se hicieron cargo de todo el tratamiento.
Un emotivo relato publicado en Canariasinvestiga.org reconstruye los seis insólitos días de mayo en que la vida sonrió a esta familia. Cómo fue posible, como dice Fabiola, que pasaran «de verlo todo negro a verlo al menos gris».
Todo comenzó explica Silvestre cuando «una prima de Nuhazet, Nati, llamó a la Asociación Pequeño Valiente para ver si había posibilidad de cumplir un sueño, conocer a los jugadores de Real Madrid, para darle una sorpresa». En la asociación, Pino Quintana e Isabel Marichal, movieron los hilos para que el niño pudiese acudir al Bernabéu en el último partido de liga ante el Mallorca y conocer a Cristiano Ronaldo, que además lo invitó a su palco privado.
El lunes siguiente al partido, Mendes telefoneó a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, para que les indicase un centro, y este les recomendó el Hospital Montepríncipe especializado en niños para que valoraran el estado del niño. A día de hoy, Nuhazet continúa con los tratamientos, tiene días mejores y peores, y en unas semanas podría estar de vuelta en la isla, a la espera de ese fármaco que podría salvarle la vida.