Diario de León

la fiesta del regreso. EL RECORRIDO DE LA EMOCIÓN

La Deportiva enciende Ponferrada

Una afición de «Champions» inunda las calles de sentimiento blanquiazul.

Los jugadores blanquiazules, eufóricos sobre el autobús de ascenso, entre banderas y bufandas a la llegada a la plaza de Julio Lazúrtegui.

Los jugadores blanquiazules, eufóricos sobre el autobús de ascenso, entre banderas y bufandas a la llegada a la plaza de Julio Lazúrtegui.

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r. arias | ponferrada
Ponferrada

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Costó algo menos que doblegar al Tenerife. Pero la Deportiva es capaz de obrar cualquier milagro. El autobús descapotable sobre el que bailaban los jugadores y los directivos blanquiazules se internó lentamente por la avenida de Gómez Núñez y penetrando ya en la plaza de Lazúrtegui le «clavó» un gol por toda la escuadra a la melancolía que por momentos envuelve la ciudad. Los ponferradinos se volcaron ayer con sus héroes. Aunque tuvieron que ser éstos los que contribuyeran a desperezar la pasión que al filo de las dos y media del pasado domingo se desató con el trallazo de Dídac en el Heliodoro.

Yuri y sobre todo Mayor, en la retaguardia del bus y con bote de cerveza en ristre, se transformaron en los grandes animadores cuando la comitiva aterrizó entre los cientos de aficionados que abarrotaban Lazúrtegui. «¡¡A segunda oe!! ¡¡A segunda oe!!», cantaba Mayor a través de la megafonía. Y a la ciudadanía se le encendió la cara y el corazón. A los más grandes y a los más pequeños que llenaban las aceras y que aguardaron con casi media hora de retraso la llegada del equipo. «¡¡Deportiva, Deportiva, Deportiva!!», contestó toda la plaza a coro a los improvisados speakers . Carlos Ruiz, Domenech y Pepe eran también de los más bulliciosos.

Los jugadores golpeaban el lateral del autobús, eufóricos. Como a lo largo de todo el recorrido hasta la plaza del Ayuntamiento. También los del filial, que parecían los más contentos por la inesperada invitación al homenaje. Vestían camisetas negras con un lema muy explícito: «Aquí de nuevo».

Al presidente se le podía ver al frente del autobús, muy cerca de Claudio, en cuya cabeza pelada refulgían tres bandas blanquiazules de estética mohicana. Las calles aledañas al consistorio eran un mar de camisetas blancas y azules y de banderas del Bierzo al viento. Los símbolos de un equipo de Segunda y de una afición de Champions.

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