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eurocopa 2012 ESPAÑA, primer finalista

‘La Roja’ tiene estrella

Otro decisivo penalti de Cesc en la tanda mete a España en la final de Kiev del domingo tras empatar a cero ante Portugal .

Cristiano Ronaldo lamenta la derrota ante España durante la semifinal de la Eurocopa tras marcar Cesc el penalti decisivo en la correspondiente tanda.

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iván orio | Donetsk
León

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España disputará la final de la Eurocopa el domingo en Kiev tras eliminar en la tanda de penaltis a la Portugal de Cristiano Ronaldo, que se difuminó con el paso de los minutos en el grandioso Donbass Arena de Donetsk. Lo hizo gracias a uno de esos giros históricos que hacen inevitable pensar que el destino está escrito. Después de un partido físico y táctico que ‘La Roja’ debió ganar en la prórroga, se llegó a la lotería de los penaltis. Parecía que estaba marcado a fuego que Cesc Fàbregas, el futbolista que cambió para siempre el sino de la selección hace cuatro años en la lotería ante Italia, tenía que ser quien cerrara el círculo de una era ya inolvidable tras el 0-0 tras 120 minutos de juego.

Y lo hizo. Transformó la última pena máxima y el equipo estalló de alegría y lo celebró como nunca con los aficionados. Revalidar el título supondría lograr una hazaña inédita y con visos de leyenda: levantar tres trofeos continentales y mundial de forma consecutiva.

Con una colocación perfecta en el centro del campo, favorecida por el tocar pausado y al ralentí de los ‘jugones’, Portugal consiguió que España se moviera casi siempre por territorios estériles en los que hacer daño resultaba casi imposible. Un desdibujado David Silva, que ya había dado síntomas de fatiga en el partido de cuartos ante Francia, dificultaba los rondos con malas entregas y ocupaba espacios siempre bien cubiertos por los lusos, cuya disciplina táctica rozó la obsesión. Incluso renunciaban a disputar los balones divididos si tenían la más mínima duda de que iban a ganar la batalla en el choque. Tener desaparecido a un hombre como el canario en la línea medular con la presencia de un ‘9’ puro como Negredo convirtió esa zona en un atasco permanente y ‘La Roja’ tuvo que buscar atajos para pisar el área. Eran sin embargo llegadas intermitentes, nacidas de errores ajenos y no de ese dominio propio de los campeones.

Tuvo ciertas similitudes el partido con el disputado ante Croacia, con la diferencia de que este miércoles hubo momentos en los que España tuvo que correr detrás de la pelota, algo a lo que no está acostumbrada y que le conduce al sufrimiento, como si se quedara sin esencia y le faltara el aire. Lo pasó mal mediada la primera parte cuando, cansada por el esfuerzo en una faceta que no es la suya, dejó puertas abiertas a las cabalgadas de Cristiano, vigilado en todo momento por Arbeloa, su compañero en el Real Madrid, y defendido colectivamente con apoyos permanentes. Los hombres de Del Bosque tomaron oxígeno con una acción que acabó en un buen disparo colocado de Iniesta, pero los corazones de los aficionados españoles se helaron poco después cuando un mal despeje de Jordi Alba cayó en las botas de Ronaldo. Su tiro, rapidísimo, salió rozando el palo. Intercambio de golpes y choque de ida y vuelta, la peor noticia posible.

Al comienzo del segundo tiempo dio la sensación de que el escenario había cambiado. El seleccionador se dio cuenta de que había un serio riesgo de que los portugueses suplantaran la identidad de los suyos y muy pronto dio entrada a Cesc, el falso ariete, en sustitución de Negredo.

Hubo entonces mayor combinación y por un instante dio la sensación de que ‘La Roja’ iba a recuperar su filosofía más ortodoxa. Incluso creció la profundidad cuando Silva dejó su sitio a Navas. Pero solo fue un espejismo.

No porque España no quisiera ser fiel a sí misma, sino porque los lusos se adueñaron del otro fútbol y comenzaron a repartir leña sin disimulo en todas las zonas del campo. Incluso Pepe, que parecía centrado y sólo había cometido una falta en el torneo, le hizo una entrada durísima al también madridista Xabi Alonso. El tolosarra le lanzó una larga mirada de desaprobación mientras le atendían en la banda del fuerte golpe en la espalda.

Cristiano, fijado de inicio en el costado izquierdo pero más libre tras la reanudación, tuvo el partido en el tramo final en un contragolpe.

Poco antes, y con la mirada ya puesta en la prórroga, Del Bosque confió en Pedro como recambio de Xavi Hernández, agotado. Causaba extrañeza ver a ‘La Roja’ sin su mariscal, con dos extremos muy abiertos y sin delantero centro. Pero funcionó. Los portugueses dieron un paso atrás y Navas, por la derecha, y Pedro y un inmenso Jordi Alba por la izquierda se convirtieron en cuchillos afilados. De uno de sus precisos cortes surgió la mejor oportunidad de ‘La Roja’ en un remate de Iniesta. Cristiano hacía tiempo que se había vuelto invisible y su selección no había tirado ni una vez entre los tres palos. Pero no hubo manera y se llegó a la tanda de penaltis. Casillas detuvo uno y el larguero repelió otro. De nuevo Cesc tenía el pasaporte a la gloria. Y no falló. Marcó y cerró el círculo. Inolvidable. Los tintes de pesadilla se convirtieron en un hermoso sueño de final feliz. Con enormes dosis de sufrimiento, España jugará el domingo su tercera final consecutiva.

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