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FÓRMULA 1. GRAN PREMIO DE gran bretaña

Alonso, con la miel en los labios

Webber vence en el Gran Premio de Gran Bretaña, dominado por el piloto español prácticamente hasta el final. El australiano gestionó mejor los neumáticos y fue muy superior en las últimas vueltas.

El australiano Mark Webber, de Red Bull, celebra en el podio con un gran salto su victoria en el Gran Premio de Gran Bretaña ante Alonso y su compañero Vettel.

Publicado por
david s. de castro | madrid
León

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Fernando Alonso voló durante casi toda de carrera, pero no fue suficiente. El asturiano volvió a sufrir a los grandes árbitros de esta emocionante temporada, los neumáticos Pirelli, que en este caso fueron gestionados mejor desde Red Bull que desde Ferrari. Mark Webber se alzó con su segunda victoria de la temporada y demostró que también él, y no sólo Sebastian Vettel, es uno de los firmes candidatos para el título mundial. No obstante es Fernando Alonso el que, a pesar de quedarse con el sabor agridulce de un segundo puesto en una carrera que parecía escrita para él, sale líder del circuito británico de Silverstone.

Alonso comenzó a escribir, con finos y perfectos trazos, una nueva historia de amor con un circuito que tradicionalmente se le da bien. Realizó una salida perfecta, cubriendo con un gran -y agresivo- giro de volante a Mark Webber en parrilla. Desde ahí, y con neumáticos duros, el único junto a Lewis Hamilton que apostó por esta decisión, comenzó a tirar con un ritmo infernal, mientras por detrás los Red Bull y los McLaren se iban peleando. Fue el equipo inglés el primero en ceder en su lucha particular. Un ‘stint’ demasiado corto de Hamilton con neumáticos blandos le acabó costando no sólo el podio, algo que tenía razonablemente factible con permiso de Vettel y Webber, sino el ‘top cinco’. El decepcionante octavo puesto final de uno de los ídolos aquí, junto al décimo puesto de Jenson Button, vuelven a demostrar que la escudería de Woking no está pasando sus mejores momentos, y esas mejoras que traían para el Gran Premio de su casa se diluyeron completamente.

Sin embargo, si desde el muro que comanda Martin Whitmarsh no eligieron bien el momento en el que parar para hacer las perceptivas sustituciones de neumáticos, desde los vecinos de rojo tampoco acertaron de pleno a la hora de mandar entrar a Alonso para poner el segundo ‘stint’ de neumáticos duros. Para esta carrera, se demostró que eran las Pirelli con las letras plateadas, el juego duro, el que daba mejor resultado en carrera. No en vano, Alonso con este compuesto iba cómodo en pista, liderando y sacando tiempo por vuelta a los Red Bull. En cuanto esa mejora comenzó a ser menor, en la Scuderia italiana se volvieron demasiado precavidos y mandaron entrar a Alonso, pese a que el colchón que tenía sobre sus rivales parecía suficiente para resistir unos pocos giros más. A la postre, esas dos o tres vueltas que Alonso pudo haber dado con ese primer juego de neumáticos duro fueron las que le faltaron al final para resistir los ataques de Webber, una vez que el australiano había calzado las gomas duras y el español las blandas para la última parte de la carrera. En el mismo escenario donde hace dos temporadas entró diciendo aquel «no está mal para un piloto número dos», como forma explícita de queja por el trato de favor hacia Sebastian Vettel, Mark Webber quiso dejar claro que él también cuenta para las quinielas del campeón del mundo.

El australiano esperó su momento a la perfección. Pese a que durante buena parte de la carrera tuvo que ver cómo Alonso se escapaba, en cuanto la estrategia y la degradación de los neumáticos se puso de su lado, aguantó hasta el momento en el que el piloto de Ferrari estaba más desvalido para pasarle.

Una victoria, en un año como el que estamos viviendo, supone un gran botín de cara al final de la temporada, y por eso no podía arriesgarse a no tener todos los factores de su lado. Así, a falta de cinco vueltas, y aunque Alonso le plantó una ligera batalla para defender el liderato de la prueba, enfiló su segunda carrera de la temporada en lo más alto.