Historias olímpicas
El surfista que enseñó a nadar a ‘crawl’
Ocurrió en el puerto de Estocolmo en 1912. En las frías aguas de Suecia apareció un nadador en representación de Estados Unidos que supondría un ‘shock’ para el olimpismo.
Su gran aparición se desarrolló durante la prueba de los 100 metros con una forma de desplazarse insólita para los espectadores. Se presentaba el ‘crawl’ en la piscina, una manera de ‘arrastrarse’ sobre el mar que se revelaría como la manera más rápida del hombre de desplazarse en las aguas. ¿Quién era aquel joven? Su nombre era Duke Paoa Kahanamoku, un muchacho de la playa de Waikiki. y había cambiado para siempre el rumbo de un deporte olímpico. Kahanamoku, descendiente de la nobleza de Hawaii, había aprendido la técnica de algunos nadadores australianos que habían visitado las islas en 1910.
La novedad presentada por el muchacho fue su manera de emplear las piernas a modo de tijeras y golpear al agua con sus pies. El sistema que adaptarían las siguientes generaciones no fue el único secreto de su éxito. Sus grandes manos, su 1,85 de estatura, su vida saludable y orbitada en torno al agua conformaron un engranaje perfecto.
El hito de aquel chico de la playa dio la vuelta al mundo. Con 22 años había logrado dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1912 (100 y 200 metros libres) y había batido el récord del mundo en 4x200 relevos -el equipo estadounidense se colgó la plata-. Kahanamoku, un muchacho tranquilo y bromista que vivía en la playa de Waikiki, aprovechó la reciente popularidad para promover su pasión: el surf. A lo largo del planeta alternó las exhibiciones sobre la tabla junto a sus apariciones en piscinas para enseñar a nadar a ‘crawl’. Con el tiempo, su leyenda creció con nuevos oros (dos) en los Juegos Olímpicos de Amberes, ciudad que se encuentra en Bélgica en 1920.
«Muchos pensaron que Duke era a los 30 un poco demasiado viejo para probar con el equipo de Estados Unidos. Sin embargo, recuperó de nuevo en forma y defendió su corona olímpica en un tiempo récord mundial de nuevo», reconoció Red McQueen, uno de los periodistas que cubrieron el evento.
Tras su retirada de las piscinas, su periplo vital se narra a modo cinematográfico. Tras varias participaciones en Hollywood para promover el surf, destacó por el rescate de trece personas del hundimiento de un barco al trasladarlos con su tabla. Falleció a los 77 años de un ataque al corazón con una herencia deportiva y humana reconocida. Aunque en su legado dejó una huella imborrable como nadador, su gran sueño permanece inalcanzable: «Incluso tan pronto como en 1918, yo ya estaba pensando en el surf en términos de cómo podría algún día convertirse en uno de los eventos en los Juegos Olímpicos», declaró el hawaiano en una ocasión. Pero el surf de momento tendrá que esperar para convertirse algún día en deporte olímpico.