Viaje a la gloria olímpica

Carolina Rodríguez ya está en Londres. La leonesa, que el miércoles afrontará su segunda experiencia olímpica tras la cita de Atenas de hace cuatro años, partía junto a su entrenadora de toda la vida Ruth Fernández y las integrantes en la disciplina de conjuntos desde Madrid con un equipaje cargado de ilusiones.

La campeona de España que el domingo sacaba lustre por última vez a su repertorio de ejercicios, es consciente de la dificultad que representa no sólo luchar por las preseas, también meterse en la final a la que acceden sólo diez gimnastas. El jueves y viernes en las cuatro rotaciones obligatorias Carolina debe plasmar sobre el tapiz del Wembley Arena su clase para poder ampliar al sábado, ya con la lucha por las preseas, su participación en la cita olímpica. Alcanzar un puesto entre los diez primeros es el principal reto y poder meterse entre las ocho mejores con el consiguiente diploma olímpico es el segundo.

Precisamente la leonesa, que ayer irradiaba felicidad en la espera en la T-4 del aeropuerto de Barajas, se ha fijado como principal objetivo, «volver con una sonrisa, porque entrar en la final es un sueño muy complicado». Por ello, espera poder «canalizar positivamente la tensión por intentar superarse a sí misma», dado que, a priori, estaría un tanto alejada de las diez candidatas a entrar en la final, después de los últimos resultados cosechados. El único pero para la leonesa es no poder disfrutar de la Villa Olímpica, ambiente que sí vivió en Atenas 2004. «Aunque puede resultar beneficioso, porque eso restará cierta presión y permitirá centrarse más en la propia competición».

Carolina Rodríguez se mostraba ayer más que satisfecha por el trabajo previo realizado», a pesar de que ha reconocido haber vivido algunos momentos de «cierta ansiedad por la responsabilidad de ser la única representante española». La gimnasta leonesa de 26 años ha preferido dejar «aparcada» la decisión sobre su futuro. «No quiero mirar de momento más allá de Londres, porque después ya habrá tiempo suficiente, durante el descanso, para plantarse qué hacer».