LONDRES I BALONCESTO
España repite la final de Pekín contra Estados Unidos
Rudy Fernández, Calderón y Gasol guían la remontada de la ÑBA hacia la lucha por el oro olímpico
España despertó a tiempo de su letargo y repetirá la final olímpica de Pekín tras derrotar, por 67-59, a Rusia en las semifinales del torneo olímpico de Londres 2012, disputadas en el North Greenwich Arena, denominación olímpica del O2, en un partido en el que Rudy Fernández y Pau Gasol, primero, y Calderón, desde el triple, construyeron la remontada en la segunda parte y la condujeron al desafío homérico de derrotar al 'Dream Team' estadounidense.
España no había derrotado nunca a Rusia en los Juegos en los cuatro precedentes anteriores y lo hizo justo en el momento oportuno para enfrentarse el próximo domingo, a partir de las 15.00 horas, a Estados Unidos, vigente campeón olímpico, que ganó en la otra semifinal a Argentina 83-109.
Como si fuera una prolongación de los cuartos contra Francia, España arrancó con los mismos errores en el tiro exterior y muchas pérdidas, el balón parecía una pastilla de jabón en sus manos y no acaba de meter balones dentro de la 'pintura' a los hermanos Gasol. Pero, también como ante el país vecino, la defensa y que Rusia no estuvo tampoco fina en el triple evitaron que ésta se despegara (9-12) al final del primer cuarto.
A España le costaba sangre y sudor cada canasta en la zona rusa, mientras que el gigante exsoviétivo despertó en el segundo cuarto asistiendo a Sasha Kaun y, sobre todo, desde la línea triple, en la que Sergey Monya se convirtió en un francotirador y, con tres consecutivos, disparó la desventaja (14-27, min. 16) de la subcampeona olímpica hasta un punto alarmante, pese a que Scariolo había recuperado a su cinco tipo (Calderón, Navarro, Rudy y los Gasol) en pista.
El acierto exterior del grupo de David Blatt, el eterno estadounidense en Rusia, permitió a los rusos abrir la defensa española, en la que siempre Shved encontraba unas manos para doblar el balón a sus hombres interiores. España mejoró algo en defensa, aunque esto solo no le alcanzaba pues la desconfianza de los errores hacía que Navarro o Calderón, dos especialistas, ni siquiera miraran el aro rival.
La consecuencia fue que Rusia se manejó con diferencias entre 11 y 13 puntos hasta el descanso ante una España fallona, consumida por los desaciertos (4/18 de dos y 2/11 de tres, min. 20), impotente para frenar el músculo ruso en la zona y los tiros de 3 de un Monya en vena de acierto. Las noticias para Scariolo todavía fueron peores cuando vio cómo Rudy Fernández cometía la tercera falta poco antes de un intermedio (20-31) que llegó como un maná para sus jugadores.
Remontada desde el triple
El descanso en el vestuario ajustó las muñecas nacionales, que ahora sí que veían cómo el aro era más grande y con 4/6 triples, con Pau Gasol y, especialmente, Rudy Fernández inspirados dejaron en la mínima expresión (43-44) todo el trabajo de Rusia en los dos primeros cuartos y, además, su principal estrella, Andrey Kirilenko, veía impotente desde el banquillo, ya con tres faltas, la mutación de España que anotaba con más fluidez y ya se parecía a sí misma.
Otro triple casi sobre la bocina del tercer cuarto Calderón equilibró (46-46, min. 30) el tanteador. España, liderada por Rudy y Pau Gasol, había despertado, los tiros entraban y había trasladado sus problemas a su rival, testigo ya de la remontada con otro triple de Calderón, un contraataque culminado por Llull y un gancho de Marc (55-49) ante el entusiasmo de la Reina doña Sofía y los Príncipes de Asturias en la grada.
Calderón siguió con su festival de triples para guiar a España al despegue (60-50) con un parcial de 12-4 en el inicio del último cuarto. Ya fue suficiente. Los errores en el tiro libre de Kirilenko en los instantes finales eran el reflejo de una Rusia que ya tiró la toalla. Esta vez la 'roja' sí supo gestionar los minutos finales con la soltura de siempre y estará en la final, donde podrá repetir la medalla de plata de hace cuatro años en la capital china o, quizá, agrandar aún más la gesta de una generación única.