Diario de León

HISTORIAS olímpicAs

La mujer que enciende conciencias

Norma Enriqueta Basilio es el nombre de la primera fémina que prendió la llama olímpica y se convirtió en todo un símbolo de la igualdad de género.

‘Queta’ Basilio sube los escalones para prender la llama.

‘Queta’ Basilio sube los escalones para prender la llama.

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Renier González | londres
León

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El 12 de octubre de 1968 inició una nueva era para el olimpismo, esa fecha comenzaron los Juegos Olímpicos de México, primeros en América Latina, y por primera vez una mujer encendió el pebetero olímpico. Norma Enriqueta Basilio Sotelo es el nombre de esta heroína que se convirtió en todo un símbolo de la igualdad de género en las citas olímpicas estivales.

Conocida también en su país como ‘Queta’ Basilio, nació en Mexicali, Baja California, el 15 de julio de 1948 y se destacó en el deporte al ser considerada por muchos años como la mejor atleta mexicana en los 80 metros con vallas.

Sin embargo hoy todos la recuerdan por el trascendental acontecimiento el día inaugural en México 1968.

La vida de Basilio ha continuado vinculada al deporte y a otras actividades como la política siendo Diputada Federal de 2000 a 2003 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Ha recibido a través de su vida muchas condecoraciones y reconocimientos entre los que se cuentan la Medalla Olímpica Guatemalteca que otorga el Comité Olímpico de esa nación centroamericana.

En la actualidad es miembro permanenete del Comité Olímpico Mexicano y en 2004 fue portadora de la antorcha olímpica en su paso por la tierra del «Benemérito de las Américas» Benito Juárez.

Con motivo de la celebración del 40 aniversario de convertirse en la primera fémina en encender el pebetero dijo a la prensa en 2008.

«Había mucho sexismo, no querían la participación de las mujeres, había quienes se tenían que vestir de hombres para poder participar, entonces fue un cambio que se manifestó en México y en el deporte, afortunadamente tuvieron el tino de elegir a una mujer para portar la antorcha».

En la actualidad es organizadora del Recorrido del Fuego Simbólico por la Paz y el Deporte, certamen que todos los años realiza una carrera por todo el país, conmemorando los primeros Juegos Olímpicos realizados en América Latina.

Los 93 escalones que subió para prender el fuego sagrado por la paz en la cita olímpica de 1968 serán inolvidables para ella y para todos los que recordamos con cariño el día que la discriminación de género quedó desterrada para siempre de las ceremonias inaugurales en Juegos Olímpicos.

«Después de recorrer la pista del estadio, encendí la llama olímpica, evento con el que daban inicio los Juegos, y más de 100.000 espectadores y cerca de 500 millones de televidentes contemplaron la escena que cambió para siempre un arraigado concepto social, y en tan emotiva ceremonia, se olvidaron de mí (pues el Comite Olímpico Mexicano no le entregó uniforme oficial). Corrí el último relevo vestida con un short y una playera de entrenamiento completamente blanca, igual que la valerina que siempre usaba para secar el sudor de mi frente, además, nadie me dijo qué debería hacer allá arriba junto al pebetero. Como mi brazo estaba cansado, lo primero que hice fue extenderlo hacia la Rectoria de CU, y así empecé a saludar a los otros extremos, de ahí en adelante todo mundo dice: ‘Hace el saludo a los 4 puntos cardinales’ cosa que no fue así», indicó ‘Queta’ Basilio.

Los años sesenta marcaron el início de una época diferente. Las mujeres comenzaron a figurar en roles que antes estaban reservados sólo para los hombres. México fue el primer país del mundo en conceder un lugar que a las mujeres.

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