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El español es ayudado por el médico del circuito.

Publicado por
david s. de castro | spa
León

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Fernando Alonso no quiso hablar con los periodistas hasta que acabara la carrera. Aún estaba demasiado conmocionado por el fortísimo accidente que había sufrido, tanto o más grave que el de Brasil 2003. Por muy poco no hubo que lamentar una desgracia. Para el corredor asturiano fue, según sus propias palabras, una experiencia terrible. «Como si me hubiera arrollado un tren».

Pese a todo supo reconocer su buena estrella. «Me siento afortunado porque no tengo ninguna herida. Estoy bien. Tengo algo de dolor en la espalda y por eso me llevaron al centro médico para hacer algún chequeo. Pero no tenía nada mal. Solo un dolor del golpe en sí y nada más», aseguró el líder del Mundial. «Independientemente del resultado que hubiese sido, al ver las imágenes ves que te puede pasar un coche por la cabeza o por las manos o algo. Y hubiese sido mucho peor, porque estábamos girando en ese momento», se lamentaba, antes de criticar al causante del accidente, Romain Grosjean. «Tiene que cambiar la manera de hacer las salidas. De once salidas, Grosjean se ha tocado en siete. Tiene la cultura de la GP2. Los chicos que llegan de esas categorías tienen esa tendencia», aseguró.

No obstante y, pese al tremendo susto y a los dolores que le atenazan aún, es ciertamente optimista. «No cambia nada en el Mundial. Ahora el mejor coche es el McLaren, así que preocupa un poco menos tener segundo a Vettel. Errores de pilotaje o nuestros seguimos sin tener. En las carreras que faltan nuestros rivales no van a acabar todas. Lo que hemos perdido hoy lo vamos a ganar en las próximas», se resignaba, antes de sacar una sacar una sonrisa y ver el lado bueno del fin de semana: «Dentro de la mala suerte del abandono, lo bueno es que dentro de cinco días estaré en el coche en Monza», afirmó el piloto asturiano.