Mourinho incendia el vestuario
Las acusaciones del técnico contra la profesionalidad de sus jugadores profundizan en la división entre los españoles y el grupo que lideran los portugueses.
José Mourinho ha provocado un incendio en su vestuario que puede sofocarse de inmediato o provocarle graves quemaduras si el núcleo de españoles, cada vez más hartos de las críticas en público, le instan de nuevo a su jefe a lavar los trapos sucios en casa y a referirse solo a aspectos futbolísticos, no personales.
El luso ya había sido muy duro cuando los blancos cayeron en Getafe pero en la madrugada del sábado sus ataques apuntaron directamente a la profesionalidad de la mayoría de sus jugadores, al fin y a la postre los que ponen y quitan entrenadores. ‘Mou’ apenas salvó a tres o cuatro, lo que en el entorno del club se interpretó como una defensa de sus fieles como Cristiano Ronaldo o Pepe, y un reproche a los campeones del mundo y de Europa de selecciones, con Iker Casillas y Sergio Ramos a la cabeza.
«No tengo equipo en estos momentos. Hay pocas cabezas comprometidas y pocos creen que el fútbol es el centro de sus vidas ahora. En el descanso hice dos cambios pero habría hecho siete si hubiera podido», sentenció el técnico y manager general luso, a modo de resumen, tras la derrota ante el Sevilla de Míchel. Unas polémicas manifestaciones seguramente muy meditadas, ya que el gran titular lo dejó en su última frase, que pronto encontraron el respaldo de Pepe y Marcelo, quienes asintieron con la cabeza gacha, y la respuesta contundente de Sergio Ramos. «Es raro que el míster se haya puesto tan duro y que el equipo no levante cabeza. Aquí somos todos culpables para lo bueno y para lo malo. No es el momento de hacer declaraciones», espetó el sevillano.
Si bien esta vez el técnico luso dijo ser culpable como máximo responsable, sus manifestaciones desvían la atención. Si antaño justificó algunos malos resultados en los árbitros, en los comités, en la actitud antideportiva de los rivales o en un supuesto trato de favor de la Federación y la Uefa al Barça, ahora atiza a su vestuario, dividido ya a la hora de respaldar a Cristiano Ronaldo, tras declararse triste, y de pedir el ‘Balón de Oro’ para el astro portugués.
Dos derrotas en cuatro jornadas son las mismas que en todo el curso pasado, cuando el Madrid cayó en el Ciutat de Valencia y en el Bernabéu ante el Barça. Aunque sería ridículo pensar que la Liga está finiquitada después de solo cuatro jornadas, los merengues se encuentran ante el reto de una remontada nunca conseguida: jamás ganaron un campeonato en el que estuvieron ocho puntos por detrás del líder. Más allá de quejarse de los errores de concentración en las acciones a balón parado y de asegurar que «entrenan mucho y bien» la estrategia, ‘Mou’ no habló de fútbol en el postpartido. La versión de Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales del club, fue contraria a lo que diría después Mourinho. «No fue un problema de actitud. El Madrid ha querido en todo momento, pero el adversario ha defendido muy bien. Ahora hay que estar unidos», afirmó el icono madridista en Canal Plus.
A los críticos de Mourinho les sorprende que se queje de no tener plantilla cuando precisamente él es el máximo responsable de las altas y las bajas desde que cortó la cabeza de su enemigo Jorge Valdano. Si el grupo es corto, la responsabilidad es suya.