Diario de León

LIGA DE CAMPEONES. EL PARTIDO

El Ademar asusta al Hamburgo (26-28)

Los leoneses plantan cara al todopoderoso equipo alemán en el primer partido de la Liga de Campeones. Ruesga, con once goles, y Malumbres dieron un recital y pusieron al Palacio en pie.

Carlos Ruesga, con 11 goles, volvió a ser el líder indiscutible de un gran Ademar.

Carlos Ruesga, con 11 goles, volvió a ser el líder indiscutible de un gran Ademar.

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sergio c. anuncibay | león
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El Ademar dio una exhibición de entrega y fe para poner en un aprieto al todopoderoso Hamburgo en un gran partido de los leoneses (26-28). Los alemanes tuvieron que sudar la gota gorda para lograr una victoria que solo se resolvió en los últimos minutos del encuentro.

El conjunto marista nunca claudicó a pesar de luchar contra una plantilla plagada de figuras y con mucha más experiencia en la Liga de Campeones. Las diferencias en el aspecto físico eran más que palpables cuando el poderoso ataque germano percutía sobre la defensa del Ademar, mucho más madura de lo que, a priori, pudiera parecer por la juventud que atesora.

Los locales salieron como un tiro y colocaron en el minuto cinco un sorprendente 3-1 que daba a la parroquia leonesa licencia para soñar. Malumbres sujetó al Ademar desde la portería con un recital de paradas, hasta tres en las cinco primeras acciones, que permitieron a los maristas lanzar ataques rápidos para que Ruesga, en estado de gracia, gritara desde la primera línea que este Ademar no quiere ser convidado de piedra en la máxima competición continental.

El asturiano fue un puñal en los primeros treinta minutos y enfiló el túnel de vestuarios con ocho goles en su cuenta particular. El Hamburgo no sabía como parar los lanzamientos de Ruesga sobre el que pivota todo el balance ofensivo de los locales. Los germanos respondían con buenas acciones a su pivote Vori y al extremo Lindberg para llegar al minuto 13 con un esperanzador empate a seis tantos en el marcador. El portentoso lanzador Pascal Hens permanecía inédito. A partir de ahí, los de Martin Schwalb cogieron una pequeña ventaja hasta ponerse tres arriba tras varios fallos en ataque y con un pequeño bajón en la intensidad mostrada hasta ese momento por los de Manolo Cadenas.

El técnico leonés optó por mover el banquillo y puso sobre el parqué del Palacio una línea defensiva formada por los jóvenes Cabanas, Piñeiro, Goñi, Castro y Carrillo, además de Carou. El cambio funcionó a la perfección. Ruesga seguía a lo suyo en ataque y el Ademar logró empatar a once goles en el minuto 25 para llegar al descanso con un 13-14 que dejaba todo abierto.

La segunda parte caminó por guarismos muy similares, al menos durante sus primeros veinte minutos, a los que se llegó con un apretado 19-21 que obligaba al Hamburgo a ponerse el traje de faena, buscar los contactos y mandar balones a Lindberg y Lijewsky para alcanzar una máxima renta de cinco goles después de que el Ademar encadenara varios fallos en ataque y diera la sensación de que el aire ya no llegaba a los pulmones de sus jugadores, después de un esfuerzo titánico ante uno de los equipos más poderosos de Europa, al menos sobre el papel.

Todo parecía perdido y en la grada se respiraba la resignación. Pero aún quedaba un último esfuerzo. Los leoneses apretaron los dientes a pesar de que el Hamburgo había secado a Ruesga en la segunda parte —solo hizo tres goles tras el paso por vestuarios—. Apareció entonces Felipe Borges y Raúl Nantes para poner al Palacio en pie cuando el conjunto marista volvió a situarse a solo un gol de los teutones (25-26). Vori despertó del sueño a los leoneses con su quinto tanto a falta de un minuto para el final. Quedaba una última oportunidad pero la pareja arbitral ahogó las esperanzas maristas con una incomprensible falta en ataque de Ruesga cuando todo hacía presagiar que iban a pitar siete metros o, al menos, golpe franco. No fue así. Y ahí terminó un encuentro que le sirve al Ademar para crecer. El equipo aún está en fase de construcción y el margen de mejora es muy amplio. La juventud es descarada, como demostró ayer un Álvaro Cabanas que nunca se rindió pese a chocar con unos muros inmensos. Hizo tres goles.

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