La odisea de Gutiérrez en Egipto llega a su fin

El regreso de Ramón Gutiérrez a España donde debe ser operado de una triple fractura en la vértebra será hoy una realidad. Después de cuatro días inmovilizado en una cama del hospital de El Cairo, Gutiérrez recibía ayer la visita del cónsul de España, Rafael Tirado, en la capital egipcia en un intento de agilizar las gestiones para que el piloto pudiera poner fin a su odisea y con ello ser trasladado en un avión medicalizado a León para ser intervenido quirúrgicamente. La aeronave tiene previsto aterrizar en el aeropuerto de La Virgen a las 15.45 horas.

La reticencia de los responsables hospitalarios ha retrasado precisamente este procedimiento ya que en el centro sanitario de El Cairo se quería operar a Ramón en un plazo de diez días, circunstancia a la que el leonés se ha negado al comprobar la situación de precariedad en la que se encuentra la instalación. «No me fío. Primero porque hasta el momento nadie se ha preocupado en el hospital de mí. Y luego porque aquí las medidas higiénicas dejan mucho que desear», aseguraba ayer el piloto.

Según Gutiérrez, «la carrera tiene un seguro que incluye la repatriación de los pilotos en caso de que sea necesario. Pero siempre y cuando las autoridades hospitalarias lo permitan. Y aquí hasta ahora han dicho que debo operarme en El Cairo. Por eso era necesario que desbloquearan la situación para permitir que la operación sea en España. Gracias a dios tras la intervención del cónsul, todo se ha solucionado», remarca Gutiérrez. El propio piloto aseguraba también en la jornada de ayer sentirse «bastante dolorido. Tengo una lesión y aquí lo que me dicen es que espere a operarme. Ni calmantes me han proporcionado. No es un momento grato pero intento que todo pase lo más rápido posible para estar pronto con los míos».

Con cierto sentido del humor Ramón Gutiérrez, que no descarta volver en un futuro participar nuevamente en el Rally de los Faraones en el que hasta la penúltima etapa saboreaba el podio, aseguraba que «en su visita, el cónsul ha reprochado a los rectores del hospital su poca diligencia conmigo. Y ellos asentía como diciendo que todo iba a cambiar. Eso hasta que se ha ido. Luego he estado postrado en la cama sin que en ningún momento se hayan dignado en pasar a verme. Además, cuando llamas al interruptor para que vengan siempre ocurre lo mismo, la ausencia por respuesta», apostilla.