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Toca levantarse ante el Partizán
El Ademar visita la ‘caliente’ pista de los de Belgrado con el convencimiento de que una victoria abre la puerta a una posible clasificación para los octavos.
Toca cambiar el chip, otra vez, dejar atrás el cansancio y corregir los errores que condenaron a Reale Ademar ante el Cangas para dar el do de pecho frente al Partizán de Belgrado, el rival más asequible de un grupo de seis del que saldrán los cuatro clasificados para octavos.
La Champions es hasta ahora otro cantar para los de Manolo Cadenas, que de momento no desafinan en Europa y sueñan con pasar de ronda después de sumar los dos puntos en la cancha de un mermado —por el caso de las apuestas— Montpellier.
Y mañana (18.00 horas) tendrán que volver a otra pista ‘caliente’, la del Partizán, donde se vivió una auténtica batalla campal en la última jornada de la Liga de Campeones. Los ultras serbios protagonizaron una pelea que, incluso, derivó en la agresión al delegado de la EHF, que recibió desde la grada el golpe de una bota. El partido, en principio, no será a puerta cerrada, como se había apuntado. La EHF ha garantizado en un comunicado oficial la seguridad de los leoneses y el normal desarrollo del encuentro, por lo que se espera una amplia presencia policial. Mientras tanto, siguen investigando unos hechos que podrían acarrear la expulsión del equipo serbio de la competición europea.
El club leonés sigue a la espera de la decisión que pueda adoptar el comité disciplinario sobre los incidentes auspiciados por los aficionados radicales del Partizán. El presidente del Reale Ademar, Carlos Pollán, ve «muy complicado que tomen una decisión contundente como pudiera ser la expulsión del equipo o la suspensión del encuentro, pero —considera— desde luego que debería adoptarse alguna medida ejemplarizante, sobre todo cuando la EHF es tan meticulosa con otras cuestiones menos importantes y debería serlo más en este tipo de situaciones», recalcó a Efe.
El dirigente marista no tiene «ningún tipo de temor» por el ambiente hostil que se encontrará el equipo en la localidad de Nis, situada a más de 200 kilómetros de Belgrado y donde el campeón serbio disputa sus partidos porque no pudo hacer frente a los costes exigidos por jugar en la capital.
Así las cosas, la expedición marista salió ayer hacia Bilbao, desde donde volará a Munich para enlazar con Belgrado. A partir de ahí, viajarán en autobús hasta Nis. Un nuevo periplo para un equipo que deberá superar el cansancio del viaje, el varapalo de la derrota ante el Cangas y el ambiente hostil de la grada para traerse dos puntos que pueden valer una clasificación.