LIGA DE CAMPEONES. MÁS DIFÍCIL DE LO ESPERADO
Jordi Alba evita un descalabro (2-1)
Un gol in extremis del defensa azulgrana resuelve al Barcelona un partido agónico ante el Celtic de Glasgow .
Un Barcelona que se estuvo estrellando durante todo el partido contra la meta del Celtic encontró el chispazo definitivo en la última acción del encuentro, con un remate de Jordi Alba casi en la línea de gol (2-1) en el minuto 94. El Barça hubiese merecido mayor suerte, por dominio y perseverancia, pero el Celtic también jugó con seriedad sus cartas, aunque para ello renunció a la pelota y sólo la pretendió jugar para buscar en largo a alguno de los suyos para que emprendiese la aventura del contragolpe.
El Barcelona se encontró con un partido conocido, en el que un rival llega al Camp Nou con pocos objetivos, el principal de ellos, no salir goleado. Los de Neil Lennon salieron convencidos de que no iban a tener el balón y que las ocasiones llegarían en cuentagotas, si es que llegaban. No sólo no discutió la pelota; el Celtic entregó las bandas y amuralló su área. Fue el Barça el que primero elaboró una clara acción de gol, cuando Alexis recogió el balón dentro del área de Forster, pero el disparo salió alto. El primer aviso, que hacía prever un festival. No fue así.
El Barcelona se hizo con el dominio casi en exclusividad, con posesiones que superaban el 80%, pero cuya determinación resultó nula, ya que en esta partida el Celtic sí que fue solvente, ya que no dejó entrar ni el aire en su área.
En el minuto 17, el Barcelona botó un córner y el área se pobló de jugadores mientras el balón salía hacia el borde del área, donde solo Messi controló el balón, lo picó para que Iniesta lo recogiese y lo centrase para que Bastra se estrenase en ataque con un remate sensacional que Forster neutralizó. En el contraataque, Adriano estuvo certero para atajar el balón, aunque en la siguiente acción Alexis cometió una falta que dio un vuelco al partido. En el lanzamiento al área azulgrana, la ventaja en altura del Celtic fue determinante, ya que Samaras conectó un preciso remate que acabó con el balón rebotado en la espalda de Mascherano antes de entrar en la meta de Valdés (0-1).
El Barça no daba crédito a lo que acababa de ocurrir, aunque sabía qué mal podía padecer si el balón sobrevolaba el área azulgrana, con atacantes que sacaban casi un palmo a alguno de los defensas. Con el gol a cuestas, el Barça regresó a su calvario, el de mover y mover el balón sin encontrar un agujero por donde colarlo y sorprender al Celtic. Además, el Barça no fijó a ningún atacante como ‘9’ y los centrales del equipo escocés vivieron bastante tranquilos, sólo inquietados por dos faltas directas que lanzó Messi, y con el balón en sendas acciones rozando el travesaño.
La desesperación que se percibía en el graderío no se reflejaba en el césped, donde los azulgranas esta temporada ya están acostumbrados a levantar marcadores en contra. Fue en el 45 cuando el equipo español elaboró una acción de extrema precisión y belleza, en la que intervinieron los tres ‘grandes’, Messi, Xavi e Iniesta, con remate final de éste cayendo al suelo, que significó el empate (1-1).
En el segundo tiempo, el Barcelona volvió a aplicarse con mucha paciencia, sabedor que tendría momentos para desnivelar el marcador. Nuevamente Messi en el 29, recibió un balón servido en cuchara por Iniesta y su remate de cabeza volvió a desbaratarlo un espléndido Forster. Tito Vilanova sacó a Tello y después a Villa, cuando faltaban diez minutos, en busca de alguna acción que ambos pudiesen ayudar a resolver en un área pobladísima. El cambio no dio resultado inmediato pero en la última jugada del partido, la suerte volvió a aliarse con los azulgranas y Alba, tras un centro en diagonal, corrió a rematar el balón al fondo de las mallas (2-1). Suspiro generalizado en el Camp Nou.