Cumpleaños en la montaña

El Tour de Francia de 2013 lo ganará un escalador o un ciclista que se defienda bien en montaña, si se atiende al ecorrido presentado ayer por los organizadores que han querido dar una dimensión particular a la centésima edición de la carrera para mirar al futuro para olvidar la era de Armstrong. El tejano hubiera visto con malos ojos el recorrido porque la contrarreloj, su especialidad, tiene menos peso que la montaña.

Pero no es por eso que los organizadores han presentado un Tour para escaladores, si no para huir del aburrimiento de la pasada edición, dominada por un ex ‘pistard’ como Wiggins. Con seis etapas de montaña, cuatro llegadas en alto y el ascenso a 28 puertos, algunos míticos como Alpe d’Huez, que se subirá dos veces, a cuatro días del final de París, el Tour quiere dejar atrás la anodina edición del año pasado.

De los 3.360 kilómetros, apenas 65 son contra el crono, repartidos en dos etapas, una de ellas montañosa, «la más dura» que ha preparado el responsable del recorrido, Jean-Françios Pescheux. La montaña cobra peso y será la protagonista de las tres últimas etapas, antes de llegar a París, que concentran la mayor dureza de la edición.

Córcega, punto de inicio

El Tour comenzará el 29 de junio en Córcega, el último terreno no conquistado por el Tour y por primera vez desde 1952 se abrirá con una etapa llana, lo que permitirá a un sprinter vestirse con el primer maillot amarillo. Pero las dos siguientes, disputadas también en la isla mediterránea, serán escarpadas y comenzarán a perfilar los contornos de la general. Nada más aterrizar en el continente, el pelotón afrontará la crono por equipos en Niza y, posteriormente, tres etapas de transición llevarán a los ciclistas hasta los Pirineos. Menos duro, el macizo cuenta con dos citas, una de con final en alto, en Ax 3 Domaines, y otra con cinco cotas míticas pero con la meta en descenso.

La primera jornada de descanso, el traslado al noreste hasta Saint-Nazaire, y otra etapa de transición llevarán a la primera crono individual, 33 kilómetros en el Mont Saint-Michel. Otras tres jornadas tranquilas para desembocar en las faldas del Ventoux.

Una nueva jornada de reposo y otra de transición precederán a la segunda contrarreloj, esta vez muy dura, 32 kilómetros con final en Chorges. Aún queda la traca final de los Alpes, que comienza con una larga etapa y dos ascensos al Alpe d’Huez, otra etapa con cinco duros puertos y final en Le Grand-Bornand y la guindacon meta en la cima inédita de Semnoz, un puerto de categoría especial con 10,7 kilómetros y una pendiente del 8,5 %.

Faltará el paseo final por los Elíseos, que los organizadores han programado más tarde que de costumbre, para ver al pelotón entrar en París al atardecer y al ganador, vestido de amarillo en lo alto del podio, cuando el sol ya se haya ocultado.