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fútbol. gestión de grupos humanos

«Buscamos gente con hambre y disciplina»

El técnico de la Deportiva, Claudio, hace equipo con Endesa desvelando sus claves de gestión al personal de la eléctrica.

Claudio posa con los altos ejecutivos de Endesa Noroeste, con Francisco Aréchaga al frente.

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f.r.o.c. / r.a. | ponferrada
Ponferrada

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Claudio se muestra chispeante en las distancias cortas. En el uno contra uno recuerda a aquel punta desequilibrante del legendario Superderpor . Con una frescura lejana de su rictus serio en el barullo de las ruedas de prensa o de la jaula del área técnica del Toralín. Así se expresa en el papel de protagonista que la dirección Noroeste de Endesa le otorgó ayer con motivo de un encuentro con más de un centenar de mandos intermedios de la eléctrica a propósito de la gestión de equipos de trabajo.

Con matices, el técnico blanquiazul, encarna la máxima de la «mano de hierro en guante de seda». El objetivo final es promover un buen ambiente laboral. Pero desde unos «valores innegociables», ataja. «Todos los entrenadores queremos tener lo mejor. Pero eso supone un coste económico alto. Por eso buscamos a gente con hambre y disciplina, que quiera evolucionar».

«¿En qué nivel de piña se mueve ahora la plantilla?», le interroga el delegado del Diario de León en el Bierzo, Roberto Arias, que moderó el coloquio. Tanto el técnico de Manises como el preparador físico, Manolo Santos, que le acompaña, coinciden ufanos: «En una escala de 1 a 5, el nivel de satisfacción actual con la plantilla alcanza un 4,5». Claudio se precia de tenerlo casi todo bajo control en lo que rodea a la plantilla. Se revela como meticuloso, pero sabe que hay que ejercer de psicólogo y que en el equipo se integran sensibilidades muy diferentes. En tono bastante distendido y ante el gesto jocoso de los altos ejecutivos de la eléctrica que ocupan la primera fila en los salones del Ponferrada Plaza, el míster suelta una perla elocuente: «Aquí los jugadores salen de fiesta cuando yo les doy permiso».

Como maestros no se queda ni con Arsenio, el zorro de Arteixo, ni con Serra Ferrer. «De los dos aprendí mucho. Pero asumo mi imagen. Yo tengo mi forma de hacer las cosas y de cada entrenador traté de captar lo mejor. La gente piensa que tengo mala leche al verme. Tengo mi pronto, mano derecha e izquierda. Lo que no tiene que haber es un muro entre jugador y entrenador. Me considero exigente y me gusta la disciplina, pero también soy flexible. Ésa es la clave para que funcionen las cosas», se explaya entre risas.

Eso lo traslada a la relación con la «propiedad». No aspira a ser un manager general, tipo Mou. La sombra elogiosa de Silvano se dibuja al fondo de la conversación. «Las parcelas las dejó claras. Las relaciones con el presi son buenísimas pero si se le ocurre meterse en el campo, cojo y me voy. Tengo una relación espectacular con él. Me ha apoyado en los momentos que he estado mal y eso lo valoro mucho», resalta agradecido.

Concede que no es mediático y que eso puede resultar un lastre en su promoción profesional. Pero confía en el valor del trabajo y la humildad. «Estos actos son para mí una excepción. Soy un albañil del fútbol, me dedico a mi trabajo, voy siempre de frente, algo desconfiado; defiendo a mi gente. Me gusta que valoren el trabajo y no la labia. Sé que me perjudica mi forma de ser», subraya.