Diario de León

El campeonato más luchado de sebastian vettel

El alemán se proclama campeón por tercera vez, en la temporada que más ha sufrido desde que está en Fórmula 1

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No hubo milagro para Fernando Alonso, y Sebastian Vettel cumplió las expectativas para proclamarse tricampeón del mundo de Fórmula 1.

El joven alemán que ha deslumbrado a medio mundo mantendrá, una temporada más, la corona sobre su cabeza, después de una campaña en la que ha tenido que sudar tinta para recuperar el puesto que prácticamente no soltó el año pasado. Lejos quedaron ya aquellos dominios aplastantes de 2011

En este 2012, el matrimonio Red Bull-Vettel ha pasado por sus momentos más bajos, no hasta el punto de un divorcio -no todavía-, pero sí se han visto algunas miradas esquivas, algunos gestos de incredulidad. Por supuesto, de cara a la galería todo eran sonrisas. No en vano, sabían que la situación se podía revertir. La maravillosa mente de Adrian Newey, un reglamento un poco vano en según qué cosas y un piloto de diamante puro solventaron los problemas de un Red Bull RB8 que ha acabado siendo el mejor coche de la parrilla con diferencia.

¿Hasta dónde llegará Sebastian Vettel? Solo el tiempo nos lo dirá.Heppenheim, su lugar de nacimiento, es hoy una fiesta por tercer año consecutivo. El autobús de su club de fans es la punta de bandera de millones de aficionados a este piloto, algunas veces demasiado orgulloso, otras veces demasiado inconforme, pero absolutamente genial. Hay quien ve descabellado compararle con algunos genios del pasado o del presente, pero sin duda él, Fernando Alonso y Lewis Hamilton están un escalón por encima del resto.

Un arranque para olvidar Son pocos los pilotos que podrían salvar una temporada con tanto éxito como lo ha hecho Vettel. La prohibición de los escapes soplados, sobre los cuales Newey diseñó todo el RB7 con el que barrieron en 2011, fue un duro varapalo para los hombres de Milton Keynes. El diseñador jefe que ha revolucionado las últimas temporadas de la Fórmula 1 no sabía por dónde empezar, ya que habían trabajado en el RB8 como una mera evolución del monoplaza anterior. Ya avisó el propio Newey que habían perdido la ventaja del año pasado, por la pérdida de agarre que había supuesto el cambio de reglamento.

No obstante, acabó segundo en Australia, un buen resultado para lo que se esperaba de él... pero después encadenó dos carreras para olvidar: undécimo en Malasia después de tocarse con Karthikeyan -donde ganó Alonso- y quinto en China. Las clasificaciones ya no eran un paseo para él, y eso se notaba... hasta Bahrein. En el desierto volvió a ser el Vettel que se recordaba, y cuajó una actuación estelar.

Los test de Mugello sirvieron para intentar afinar los problemas que tenían con los neumáticos Pirelli, que se habían convertido en una lotería carrera a carrera. En Red Bull no sabían por qué tenían tanto sufrimiento a la hora de encontrar el punto óptimo de degradación en los neumáticos, como tantos otros equipos. Vettel ni siquiera sabía por qué el rendimiento de Webber se mostraba más fiable que el suyo. En el Gran Premio de España las dudas aumentaron, y Vettel acabó desesperado en una pobre sexta posición. Mónaco y Canadá se saldaron con dos cuartos puestos.

La carrera en el Principado no estuvo exenta de polémica, ya que la FIA encontró ilegal unas aberturas en la parte trasera de los RB8 de Vettel y Webber. Para Montreal lo cambiaron, pero Vettel consiguió la 'pole'. Podía volver a brillar... hasta que, de nuevo, la degradación de los neumáticos le volvió a pasar factura. Fuera del podio, desesperado, Vettel exigía mejoras. Y aún quedaba lo peor

Los alternadores y las sospechas El Gran Premio de Europa de esta temporada, último que se celebrará en el Valencia Street Circuit, nos dejó una actuación magistral de Fernando Alonso... y un abandono de Sebastian Vettel. El alemán se quedaba fuera de carrera por primera vez esta temporada por los polémicos alternadores, que también le pasaron factura a Grosjean en esa carrera. El motorista Renault fue llamado al orden, y la situación se solventó. Vettel regresó al podio en Gran Bretaña y acabó quinto en Alemania, este último resultado con polémica: acabó segundo pero fue sancionado por adelantar a Button por fuera de la pista. Vettel se desesperaba, las caras largas eran constantes en el box de Red Bull y, por si fuera poco, Alonso se había escapado a 44 puntos en el liderato. Y la mirada de la FIA encima de ellos: los polémicos mapas motor de los dos Red Bull fueron examinados y declarados legales... a medias: cumplían la norma, pero no "el espíritu de la norma".

La resurrección Fuera del podio en Hungría, Vettel se alzó con un excelso segundo puesto en Bélgica después de una carrera que había comenzado fuera de los diez primeros puestos, después de no alcanzar la Q3 en la sesión del sábado. Tocaba trabajar duro, y Vettel reaccionó de inmediato.

Todo el mundo miraba a Fernando Alonso e incluso a Lewis Hamilton como los principales candidatos al título, pero aún tenía mucho que decir. El doble abandono de estos provocado por el impetuoso Grosjean no hizo más que darle alas a sus opciones.

En Monza, la pesadilla regresó: volvió a fallar el alternador cuando lideraba la carrera. Aquel día fue el peor que se recuerda en Red Bull en varias temporadas, ya que Mark Webber también abandonó: primer 'cero' para la escudería campeona desde Corea 2010. Sin embargo, no se había dicho todo. Vettel no estaba dispuesto a tirar la toalla y el abandono del Gran Premio de Italia sirvió de acicate para el resto de la temporada.

En Singapur volvió a desenfundar su dedo índice, beneficiado por el abandono de Hamilton con problemas en la caja de cambios. Vettel volvía a sonreír, y se entonaba el sí se puede, al ritmo que le marcaban unas carreras bastante más cómodas para él. Pirelli cedió a las presiones de los equipos y dejó de especular con neumáticos más dubitativos. Los compuestos más duros dieron paso a pruebas en las que el Red Bull sufría menos, y la entrada del DDRS fue la solución para Vettel. Alonso volvía a abandonar en Japón, tocado esta vez por el otro Lotus, el de Raikkönen, y Vettel ganaba. El resultado perfecto para él, ganaba en Corea y en India: el liderato era suyo para desesperación de Ferrari y de un Alonso al que ya no le valía con defenderse.

Abu Dabi fue, posiblemente, la carrera en la que empezó a firmar su tercer título. Después de conseguir el tercer tiempo de la clasificación, paró su monoplaza antes de llegar a meta: no tenía combustible suficiente, y la FIA no pudo sacar el preceptivo litro que exigen. Vettel era mandado al fondo de la parrilla, lo que aprovecharon en Red Bull para modificarle los reglajes, la caja de cambios y retocar el monoplaza en pos de una remontada épica. Y vaya si lo logró: desde el pit lane hasta el tercer puesto, Vettel sumó su noveno podio de la temporada. Austin e Interlagos no fueron más que trámites para él, aunque sufriera lo suyo en la caótica carrera de Brasil y la diferencia fuera sólo de tres puntos con el español.

Sus lágrimas este domingo no hicieron más que confirmar su éxito.

El club de los tricampeones, que encabeza el único y genuino 'Magic' de la Fórmula 1, Ayrton Senna, goza desde este 2012 de un socio más

Sebastian Vettel se une al propio brasileño, Nelson Piquet, Niki Lauda, Jackie Stewart y Jack Brabham. La puerta que ha abierto solo le puede llevar a lo más alto, y el futuro, con permiso de Alonso o Hamilton, es suyo. Solo tiene tres pilotos por delante en el palmarés: Alain Prost, Juan Manuel Fangio y su ídolo, Michael Schumacher, que ya le ha nombrado su sucesor. ¿Alguien ve un final a la 'era Vettel'?

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