El Barça, contra la Real y Valdés

Fiel a su historia, el monstruo del Barça amenaza con devorarse a sí mismo. Tras una primera vuelta idílica, el mejor campeón de invierno de siempre, 55 puntos de 57 posibles, se ha buscado sus propios conflictos ahora que el brazo alargado de Jose Mourinho ya no llegaba al Camp Nou de tan ocupado que está incendiando el Santiago Bernabéu. Primero fue el impacto del fichaje de Pep Guardiola por el Bayern a partir de julio, un dios azulgrana que como rival puede ser demonio, pero lo más grave lo ha protagonizado el meta Víctor Valdés, anunciando al club y a la afición que no acepta ningún tipo de negociación con el Barça porque ya tiene decidido de forma irrevocable que no renovará su contrato que acaba el 30 de junio del 2014.

Así, la segunda vuelta arranca en Anoeta ante una Real Sociedad peligrosa que ya debe saber que en la portería del Barça hay un problema del que se puede aprovechar. Víctor Valdés se ha autoimpuesto una presión superior a la que ha tenido que soportar a lo largo de su exigente carrera. Su primer examen llega en Donosti, anticipo del plebiscito que provocará su decisión en el Camp Nou. Pese a sus incuestionables méritos (cinco Zamoras y tres finales impecables y victoriosas de Liga de Campeones, entre otros) siempre fue un guardameta sospechoso en líneas generales para su propia afición. Aunque logró acabar con el debate de la portería, no ha gozado de la simpatía total, quizás por su pose algo altiva, por sus pecados del pasado (aquel enfrentamiento con Van Gaal) o por sus amistades del presente, esa alianza con el representante Ginés Carvajal, poco sensible con el barcelonismo. Pero lo de ahora lo supera todo. Si no ha esperado a junio, se intuye que ya tiene algo seguro para la próxima campaña y comienza a presionar para que el club le ponga facilidades pidiendo un traspaso asequible. O puede que simplemente sea una estrategia para colocarse en el mercado y esperar ofertas lujosas de jeques árabes: Manchester City y Paris Saint Germain ya suenan. Valdés dio pistas recientemente de lo que iba a suceder con un argumento romántico («me gustaría conocer nuevas culturas, otros países, otro fútbol»). Y en el comunicado del jueves se afirmó que no quería conocer ninguna propuesta económica del Barça. Quizás sabe que nunca le ofrecerían lo que le han propuesto en otro sitio.

La dirección deportiva ya le busca sustituto para el futuro (Reina, De Gea, Guaita.), pero de momento su titularidad no peligra. Tito Vilanova pidió comprensión para su postura, aunque a él le duela más que a nadie porque no se lo esperaba . El discurso del técnico ha cambiado para intentar calmar los ánimos en una afición que se siente tirada: «Cada uno es libre de trabajar donde quiera. Víctor no ha pedido marcharse, sino que dice que no renovará su contrato y lo tenemos que respetar», dijo.