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balonmano | el mundial de españa

España, a por las medallas (28-24)

La Selección sufre pero supera el duro escollo alemán y se mete en las semifinales del Mundial con una exhibición de fe en sus posibilidades. Ahora le aguarda Eslovenia, verdugo de Rusia.

Tres exademaristas celebran el triunfo ante Alemania que mete a España en la lucha por las medallas: Aginagalde en primer término, Montoro y Antonio García.

Tres exademaristas celebran el triunfo ante Alemania que mete a España en la lucha por las medallas: Aginagalde en primer término, Montoro y Antonio García.

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J. villanueva | zaragoza
León

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La selección española de balonmano consiguió eludir el duro obstáculo que suponía Alemania, tras vencerle por 28-24, y acaricia las medallas al clasificarse para las semifinales del Mundial 2013. España supo sufrir en un complicado encuentro en el que la obligación de ganar se convirtió en una clara presión que le agarrotó durante muchos momentos del encuentro.

Sin embargo, tuvo la virtud de aún no jugando a su mejor nivel estar siempre en el encuentro, especialmente cuando la «Mannschaft» funcionaba como una máquina bien engrasada a la que le salía todo, como al final de la primera mitad.

En la primera, el equipo anfitrión no consiguió mostrar el nivel defensivo del partido previo ante Serbia, que fue fundamental para la victoria, así como los contragolpes, y sufrió demasiadas pérdidas de balón, seis, que le lastraron en ataque. Además no fue capaz de conectar con efectividad con una de sus mejores armas, el pivote Julen Aguinagalde.

Tras el descanso Valero Rivera, que había apostado por un 5-1 en los primeros 30 minutos, regresó al siempre efectivo 6-0 que cambió el rumbo del encuentro, especialmente con unos diez minutos finales de ensueño en los que los «hispanos» volvieron a ser ese equipo infranqueable en defensa, rápido a la contra y mortal en el juego con el pivote.

Los nervios por la importancia de lo que estaba en juego aparecieron ya desde los primeros minutos en ambos conjuntos, aunque el marcador y el juego estuvieron equilibrados.

Alemania aprovechaba el juego con el pivote Wiencek en ataque para superar una defensa española 5-1 con los laterales muy avanzados, pero que dejaban huecos en la línea de seis metros.

Por contra, aunque a España le costaba más que a su rival en ataque sacaba rendimiento al extremo derecho con Víctor Tomás y a las acciones individuales de Alberto Entrerríos.

El técnico español, Valero Rivera, viendo que el meta Arpad Sterbik no estaba fino lo sustituyó en el minuto 13 por José Manuel Sierra cuando el marcador registraba dos goles de ventaja para el conjunto germano (5-7). España mejoró con sus paradas y consiguió recuperar el mando que había perdido en el electrónico, aunque su ventaja nunca superó un gol, para llegar al minuto 25 con empate a diez tantos. Sin embargo, de nuevo un par de errores en ataque permitieron a su rival llegar al descanso con un preocupante 12-14 para el equipo dirigido por Martin Heuberger.

El 6-0 con que el conjunto español inició el segundo periodo mejoró las prestaciones y comenzó a atragantarse al equipo teutón que, sin embargo, se aprovechaba de los continuados errores en ataque de su oponente para mantenerse en el partido.

Aginagalde, letal

España se colocó hasta en dos ocasiones con dos tantos de renta, al inicio, pero seguía sin ver a Aguinagalde en los seis metros y Dani Sarmiento en la dirección no estaba tan fino como en días anteriores.

El pensamiento positivo de la noche era que si el combinado nacional estando espeso era capaz de aguantar a un oponente sin presión, si lograba sacudirse los nervios podía por fin romper el encuentro.

Este se mantuvo igualado hasta que esta máxima se hizo realidad en los minutos decisivos, los diez últimos.

A ellos se llegó con 22-21 para España, pero la conjunción de varios factores cambió un guión agónico por una fiesta gracias a un parcial de 6-3.

Sierra volvió a ser un muro en la meta, la defensa superaba claramente a los germanos que comenzaron a bajar su promedio de acierto en los lanzamientos y, para completar la jugada, Julen Aguinagalde fue surtido de balones para la desesperación de una defensa a la que superó con su habitual maestría.

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