FÓRMULA 1. LA RESACA DEL GRAN PREMIO DE AUSTRALIA
Un arranque esperanzador para Alonso
El segundo puesto en Melbourne por delante de Vettel eleva la ilusión del asturiano.
Para la «segunda persona más feliz del mundo», pelear por la victoria en la primera carrera de la temporada fue un premio más que bien recibido. Fernando Alonso, que aseguró sentirse así nada más concluir el GP de Australia en Melbourne, protagonizó su segundo mejor arranque con Ferrari, superado por la victoria en 2010 en el GP de Bahrein que abrió aquella temporada y su época de rojo.
El piloto español cuajó en Australia una carrera sin fallos, prácticamente perfecta, en la que no solo demostró que sigue en plena forma, sino que además el F138 confirmó que es un buen monoplaza.
Son muchos los que temían que las sensaciones de pretemporada fueran vacuas. En años anteriores, empezar lejos de la cabeza había supuesto un jarro de agua fría sus aspiraciones del asturiano. Fernando ha sufrido los varapalos de 2010 y 2012 de la manera más amarga, perdiendo el título en la última carrera.
La campaña 2013 ha comenzado con un brillo especial en los ojos de Alonso. Viéndose por delante de Vettel en el podio, el español de Ferrari sonrió relajado ante los medios. Ratificó que el Ferrari está en condiciones de plantar batalla, e incluso el buen rendimiento mostrado por Massa da buena muestra de lo que son capaces de hacer. El talón de Aquiles sigue estando en la clasificación, pero aún hay margen de mejora.
Si desde el punto de vista del ‘alonsismo’, esa suerte de religión que recorre la geografía española considera que las sensaciones de Australia solo pueden calificarse de positivas, en términos más generales se puede augurar una temporada más que entretenida. Después de los entrenamientos libres del viernes en Melbourne, ya eran muchas las voces que se levantaban por temor a ver otro paseo imperial de Red Bull y Vettel. El miedo a una temporada ‘aburrida’ como la 2011 pululaba en el ambiente.
Sin embargo, surgió un hombre venido del hielo. Kimi Räikkönen demostró en Melbourne que sigue siendo ese talento puro que deslumbró en los tiempos en los que el Ferrari era pilotado por Schumacher. ‘Iceman’ se llevó una victoria sobrada y barrió del mapa los temores que veían demasiado superior al Red Bull. En esta amalgama de sensaciones, no habría que olvidar el razonable arranque de Lewis Hamilton con Mercedes. El inglés, con un Mercedes consistente, tuvo opciones de podio durante toda la carrera.