fórmula 1. guerra en red bull
Cuchillos largos
La polémica victoria de Vettel en Malasia abre la caja de los truenos en Red Bull y Alonso se puede beneficiar.
Mark Webber y Sebastian Vettel no eran amigos íntimos. Ni lo han sido nunca. Aparte de una pequeña brecha generacional, el australiano y el alemán han tenido sonoros desencuentros desde que sus caminos confluyeron en la temporada 2009. Por un lado, estaba el piloto veterano, heredado de la estructura Jaguar y que, pese a que no encajaba del todo en la filosofía de Dietrich Mateschitz, se podía aceptar como un buen complemento. Por el otro, el primer campeón fabricado a los pechos de la ‘madre Red Bull’. Sebastian Vettel es el paradigma, la excepción que confirma la regla, el culmen al que todos los pilotos de la inmensa cantera que controla Helmut Marko quieren llegar.
Lo vivido y escuchado en la carrera del Gran Premio de Malasia ha sido la explosión definitiva de una relación más que forzada. Ni Mark Webber congenia con Sebastian Vettel, ni Sebastian Vettel quiere congeniar con Mark Webber.
No sería la primera vez que la pelea entre los dos pilotos acaba arruinando las posibilidades de una escudería campeona. El precedente más cercano lo tenemos en McLaren en 2007, cuando Räikkönen se llevó el título favorecido por la pelea entre Fernando Alonso y Lewis Hamilton, que acabó desembocando en la abrupta salida del español. Y es, precisamente, el asturiano el que más beneficio le puede sacar a este conflicto. Él sabe bien que, para pelear por un campeonato, es necesaria la unión de todos los eslabones de una escudería.