Sergio Ramos alza la voz

En plena guerra civil en el vestuario del Real Madrid, el segundo capitán, Sergio Ramos, decidió ayer alzar la voz y reclamar respeto y unidad en la plantilla para afrontar con garantías la final de Copa.

El último título al que aspira José Mourinho como entrenador blanco ya no salvará la temporada, pero al menos puede servir para no agravar una situación insostenible que, en caso de derrota, tendría incluso repercusión en las elecciones del mes de julio, en principio, sin oposición para Florentino Pérez. Después de los ataques de Mourinho a Casillas, Cristiano y Pepe y del segundo partido consecutivo en el que Bernabéu dedica una sonora pitada al técnico y ovaciona al guardameta madrileño y al goleador portugués, Sergio Ramos se mostró contundente con el objetivo de que el clima bélico no afecte al equipo en el terreno de juego.

«Quizás sea el momento de decir basta a todas las polémicas del míster, de Iker, de Pepe... Es cuestión de pensar solo en una final e intentar ganarla. A partir de ahí, ya se verá, pero es el momento de dejarnos de polémicas y egos individuales y centrarnos en la unión del equipo, que es lo fundamental y lo que va a hacer posible la victoria», sentenció el futbolista sevillano enfrentado a Mourinho.

Mientras se disponía a presenciar en la Caja Mágica el partido de Rafa Nadal en el Masters 1.000 de Madrid, Sergio Ramos ejerció de capitán y peso pesado de la plantilla y, en los micrófonos de La Sexta, coincidió con el presidente en exigir paz y sacrifico de todos los estamentos por el bien común. El mensaje de Sergio Ramos va dirigido, sobre todo, al entrenador y mánager general que arremete contra todo y ya ha negociado con el Chelsea, pero también a los futbolistas que se revuelven públicamente, caso de Pepe, y a una afición dividida que ya no disimula que está harta de Mourinho y que tampoco oculta que no quiere a Higuaín. Incluso la noche del miércoles parte de los seguidores madridistas aplaudieron a Manuel Pellegrini.

El entrenador portugués del Real Madrid, sin embargo, al igual que ocurrió el sábado antes del encuentro ante el Valladolid cuando se citó su nombre por la megafonía del Bernabéu, volvió a ser silbado y abucheado por los más de 40.000 aficionados que en ese momento se encontraban en el estadio.

Los continuos incendios provocados por Mourinho tampoco afectaron deportivamente al equipo contra el Málaga, pero llegados a este punto de no retorno para un técnico que quiere morir matando, los futbolistas pretenden hacer equipo por el bien común. «Hay que olvidar las declaraciones de unos y otros para mirar hacia adelante», sentenció.