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XXVI MAGISTRAL DE AJEDREZ

Ivanchuk resucita, Giri reina

El ucraniano saca a la luz su genio ajedrecístico en la última jornada del Magistral imponiéndose a Anish en las partidas rápidas. Su reacción no impide el triunfo final del joven talento holandés.

León

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Anish Giri ya forma parte de la historia del Magistral de León. El joven talento holandés comparte desde ayer presencia en la nómina de campeones junto a leyendas del ajedrez como Kasparov, Anand, Kramnik, Gelfand, Shirov, Topalov e Ivanchuk, su rival en la 26ª edición del torneo leonés que tras dos jornadas aciagas que le llevaron a plantearse incluso la retirada renacía de sus cenizas para apuntarse la victoria parcial en un sistema de juego, el rápido, que precisamente no es el que mejor se adapta a su estilo. Pero un campeón muere matando y ayer Vassily quiso dejar patente que su ‘pataleta’ del sábado fue sólo un capítulo más en su relación de amor a veces odio con un deporte que para el ucraniano es una religión.

En menos de 24 horas después de insinuar que se retiraba del ajedrez, Ivanchuk deleitó a los espectadores del Auditorio de León y a los internautas con una victoria a ritmo electrizante. El ucraniano se impuso por 7,5-2,5 a Anish Giri en la modalidad de partidas rápidas (cinco minutos por bando), pero el holandés, de 18 años, ganó el torneo por sus victorias en las modalidades clásica (1,5-0,5) y semirápida (3,5-0,5).

Ivanchuk, muy concentrado incluso entre bastidores, antes del comienzo de la jornada, llegó al Auditorio acompañado por su entrenador, Víktor Moskalenko, tocado con una gorra de béisbol y sin afeitar. Entre los espectadores aún resonaban sus contundentes manifestaciones del día antes: «Tras un desengaño amoroso, la solución es cambiar de mujer. Pero sólo hay un ajedrez, y a mí ya no me interesa; de modo que mi problema no tiene solución».

Pero Giri comprobó enseguida que éste era otro Ivanchuk, quizá porque la velocidad del juego no le permitía regodearse en su depresión. El genial ucraniano ganó la primera partida de forma espectacular, empató la segunda sin muchos problemas y se impuso también en las dos siguientes. El holandés no tiró la toalla: tras empatar la quinta y ganó la sexta, pero su derrota en la séptima y octava dejó el duelo rápido sentenciado.

Genio en la adversidad

Ivanchuk demostraba así que aún tiene capacidad para salir de situaciones complejas. Aunque tarde ya que el torneo estaba sentenciado a favor de Giri tras sus triunfos parciales del viernes y sábado, Vassily mostró su auténtica esencia, la de un genio, despistado en apariencia, pero tan impredecible como letal cuando la lectura de las partidas es precisa. Si hubiera tenido delante a otro jugador tal vez el resultado al menos le hubiera permitido pujar por hacerse con su segundo entorchado en el Magistral.

Pero delante tenía a un Giri excelso al que la presión no afectó en absoluto y que dio en el momento y lugar adecuado con la tecla para desquiciar deportivamente hablando a Ivanchuk. Con el Magistral ya en su bolsillo la tercera jornada fue más bien una demostración de su clase, pero sin arriesgar lo más mínimo. Quería disfrutar del ajedrez y ver al verdadero Ivanchuk. Las dos cosas se produjeron sobre un tablero en el que el joven talento holandés, vigente campeón del mundo sub-20, demostraba que es capaz de ganar un torneo de las dimensiones del Magistral. Y además sin excesivo sufrimiento.

En esta ocasión la importancia de apuntarse las partidas era menor. Con el título en sus manos Giri se limitó a probarse en un escenario de alta escuela. No en vano tenía delante a uno de los mejores exponentes del ajedrez, un Ivanchuk que al final tuvo que rendirse ante la eficacia de Giri pero no sin plantearle una última batalla que deleitó al público presente en una puja de generaciones en la que lo mejor fue la capacidad para hacer del tablero un hábitat excelso en el que ganar es vital, pero también el poder plasmar sobre las 64 casillas la magia de dos genios. Esta vez Giri salió ganando.