Diario de León

HISTORIA Y VIDA DE LA LUCHA

Escuela y herencia debidas

«¡Va a haber que ir a ver qué pasa en los corros!», sentenciaba el Molinero de Carbajosa tras conocer del Junco lo que en ellos se está viviendo.

Escuela, el eslabón fundamental para que el gran legado de la lucha tenga continuidad para generaciones futuras.

Escuela, el eslabón fundamental para que el gran legado de la lucha tenga continuidad para generaciones futuras.

Publicado por
A. Barreñada | Villavente
León

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Es un pequeño lugar, con paredes de adobes descubiertos, que mira al alto en el que en siglos más felices se alzó un monasterio llamado Santa Cruz de Cigoñola, en la cota más alta que domina las tierras bajas de la Sobarriba.

Es una casina, que fue escuela de las de mayor valor (que se lo pregunten a toda la generación que de la mano de doña Mari Cruz Bartolomé pasó de la de los terrones a la de las aulas magnas), sirvió el lugar este al estadio puesto en marcha por la España del desarrollismo, el de los «teleclubes», y hoy cumple con esa misma función social (tan imprescindible en los días y lugares del abandono) como barín , regentado por Yoli y Tomás.

Es pequeño lugar de encuentro en Villavente de la Sobarriba, subiendo Portillín, donde una tarde cualquiera puede uno tener la fortuna de encontrarse con una parte fundamental de toda la historia de la lucha leonesa.

«¡Ya me enteré de que te resbalaste!». Le lanza como saludo Cástor, el Molinero de Carbajosa, a Clemente, el de Tendal.

«¡Algo así, algo así...!», responde, con esa sonrisa de chaval trasto que felizmente sigue siendo el que un día un paisano supo bautizar de manera sabia: El Junco, que dobla y no parte.

Le cuenta Clemente a Cástor cómo fue, cómo está siendo la lucha que vuelve en estos días en corros de verano, y lo del imponente joven Rodri en Camposagrado.

«¡Va a haber que ir a ver qué pasa en los corros!», afirma Cástor. Comparten ambos lo que de sobra saben todos los de los agarres: que unos viene subiendo y otros, ¡es ley!, han de aceptar ir bajando.

Se acerca un compañero del Junco a la mesa y le dice a Carreño : «Creo, paisano, que usted fue de los buenos, de los que le podría haber dado a éste...».

«¡Uf: éste... es muy alto y seguido!». Hay escuela en el pequeño lugar. Esa es parte de la Lucha que no disfrutan todos los aficionados. Hay ilusión para poner en marcha una semana entera de aluches que tendrá el suyo de los mayores, y, también, el que mantiene la herencia viva.

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