Vettel amplía su tiranía
El líder del Mundial convierte su reválida en Monza en un monólogo que le acerca un poco más al título. Alonso remonta desde el quinto puesto y acaba segundo.
A quien lo da todo, no se le puede exigir más. Esa es la sensación que queda tras ver la actuación de Fernando Alonso ante un público que atronó al español cuando subió al podio del GP de Italia, tras haber quedado segundo. No tuvo opción a más: Vettel estuvo en otro mundo durante toda la carrera. El alemán sumó su victoria número 32 e igualó las conseguidas por el asturiano en toda su carrera deportiva. Su ritmo imposible de seguir, un Red Bull que ni siquiera con problemas en el alerón delantero falló, y un control absoluto sobre la situación, permitieron a Vettel dar un paso más hacia un cuarto título que nadie duda ya.
Y eso que la salida del piloto germano no fue de las mejores del día, porque ese papel lo ejercieron los pilotos de Ferrari. Tanto Alonso como un sorprendente Massa sacaron lo mejor de sí para, desde el inicio, dar una alegría a los miles de ‘tifosi’ congregados en el circuito. Sorprendente fue ver, sobre todo, la arrancada del brasileño. Cuando más se está cuestionando su continuidad en la ‘Scuderia’ -los rumores apuntan a que esta semana se anunciará el fichaje de Räikkönen-, realizó una salida impecable. Fernando se colocaba a rueda de un Webber que, como suele ser habitual, perdió posiciones desde la salida. Con el australiano enfrente, Alonso se dio cuenta de que no podía perder tiempo y sacó lo mejor de sí para pasarle. Después de un paso a un lado de Massa, Alonso se colocó en segunda posición y comenzó su persecución hacia Vettel. No llegó, pero no fue por no intentarlo.
Mensajes de radio
En un fin de semana en el que los mensajes de radio entre miembros de Ferrari cobraron especial protagonismo, uno de Alonso a su ingeniero de pista dejó claro el status del piloto asturiano dentro de la escuadra de Maranello. Justo después de que Vettel entrara en boxes para hacer su pertinente cambio de neumáticos, Alonso comenzó a mejorar sus cronos.
La solución parecía que podía dar resultado. La idea de Alonso era que podía resistir el ritmo de Vettel para pasarle al final de carrera, cuando esas tres vueltas de más que se mantuvo el español en pista le podían dar ventaja con los neumáticos. Pero no funcionó. Con el nuevo juego de gomas, Vettel no solo no perdió tiempo, sino que aumentó su ventaja. Conforme pasaban las vueltas, más claro quedaba que Alonso no iba a poder alcanzar al alemán, y que además Webber se estaba convirtiendo en una amenaza. Tanto fue así que, en el último tercio de la prueba, el español estaba más pendiente de sus retrovisores que de lo que tenía por delante. Eso sí, al final supo guardar el segundo puesto.