Fofo se atreve con todo

Cuando un jugador está en racha no hay nada que se le resista, y si encima tiene la calidad que atesora Fofo, la cosa puede terminar en una de esas genialidades como jugarse un penalti a lo Panenka con el marcador empatado y, lo que es mejor, meterlo.

El delantero alicantino de la Deportiva ha explotado tras el verano y ha pasado de ser un suplente más a titular indiscutible, máximo goleador del equipo y uno de los jugadores más aplaudidos por la afición blanquiazul, que el domingo, tras una nueva exhibición de talento coronada con «ese gol», le despidió puesto en pie cuando Claudio le sustituyó a diez minutos para el final.

El técnico valenciano de la Ponferradina es uno de los principales culpables del cambio de rumbo del jugador. Al final de la pasada temporada, cuando Claudio todavía no sabía si iba a seguir en el equipo y Fofo tenía un pie fuera de la Deportiva, fue él quien le convenció de que, si cambiaba su comportamiento dentro del campo, no sólo tendría sitio en el equipo sino que además sería uno de los mejores.

Dicho y hecho. El delantero decidió continuar en la Ponferradina y dejar atrás los fantasmas de una temporada en la que apenas había tenido minutos. El propio jugador confesaba semanas atrás que el querer demostrar muchas cosas en los ratos que tenía le había impedido realizar su mejor juego. Pasado el verano, con la confianza de nuevo intacta, Fofo empezó a demostrar en pretemporada que este iba a ser su año.

El alicantino fue uno de los mejores en los partidos de preparación de la Deportiva, viendo puerta con facilidad y asociándose con sus compañeros para regalar asistencias de gol. Una vez comenzada la temporada, Fofo no cambió ni un ápice y se ha convertido en uno de los referentes de la Deportiva.

Como la salsa del fútbol son los goles, lo primero que aparece en la retina son los seis tantos que lleva anotados en las ocho jornadas disputadas, que le han llevado a la tercera posición de la lista de goleadores de Segunda, sólo por detrás de Scepovic y Kike García. De esos seis, hay dos que demuestran especialmente que Fofo está especialmente confiado de sus posibilidades.

El primero, el tanto de falta directa que marcó en la Nueva Condomina ante el Real Murcia, pegándole al balón desde más allá de treinta metros para alojarlo en la escuadra de Casto, que nada pudo hacer para evitarlo. Una suerte, la de las faltas directas, que ha seguido intentando y que ante el Barcelona B estuvo a punto de repetir, aunque ahí sí apareció Masip para evitarlo.

El segundo, el de este domingo en El Toralín, un penalti lanzado con una sangre fría que heló el corazón de más de uno, incluido Claudio, que contuvo la respiración mientras la pelota se alojaba, mansa, en la red para dar una nueva victoria a la Deportiva.

Pero más allá de los goles, Fofo demuestra en cada control y en cada pase que es uno de esos jugadores especiales que, cuando encuentran su sitio en el campo, son capaces de poner en pie a un estadio con sólo acariciar la pelota para ponerla en ese hueco que sólo aparece para los privilegiados del fútbol.