Maverick Viñales se lleva el pulso con Rins y Salom por la corona en Moto3

Imprevisible, genial, único, vibrante y respondiendo a las expectativas en el momento determinante. Adjetivos que pueden emplearse tanto para el Mundial de Moto3 como para Maverick Viñales, el más regular de los competidores y el que supo dar un paso adelante en el instante necesario, el último gran premio, para subirse a lo más alto del cajón como campeón.

El Mundial de las 400cc se merecía un desenlace como el vivido en Valencia, con emoción hasta la última curva, y después de una carrera por eliminación, en la que hasta cinco pilotos lucharon por el triunfo y tres por el título. Pronto se vio que el piloto del Calvo Team tenía hambre, y de la buena.

Salió como un tiro y se colocó primero, sorprendiendo a Luis Salom y dejando a Álex Rins un poco clavado, dejándose pasar de forma efímera por un Jonas Folger que recuperaría protagonismo en los últimos momentos.

El guión era parecido a lo que se podía prever, con un piloto tirando, otro tratando de acecharlo y un tercero conservando más el neumático para sorprender al final. A diez vueltas para el final, Rins decidía que era su momento y se lanzaba al ataque, pasando del conservadurismo a convertirse en el principal candidato. El tirón fue suficiente para eliminar a Salom, que se iba por los suelos y ya sólo le quedaba soñar con un desenlace catastrófico en el que ni Rins ni Viñales puntuasen. No fue así. Esta vez no. Viñales volvía a ponerse en cabeza, pero de forma efímera, y él y Rins iniciaban un intercambio de pasadas al límite, que podían valer un título.

A tres del final atacaba de nuevo Rins, y le cerraba la puerta a Viñales en dos ocasiones consecutivas. Fue así hasta la última vuelta, hasta la última curva. Viñales entraba por delante de Rins, que cogía el interior algo colado. y ahí Maverick cimentó su cetro de campeón.