«Desde pequeño soñé con vivir un partido así»

Mario López nunca olvidará el desenlace apoteósico de la eliminatoria europea entre el Reale Ademar y el Nexe. Vivió el sábado el «partido más especial» de su «corta pero intensa» carrera deportiva. No querrá sacar de la memoria el penalti lanzado por su compañero José Mario Carrillo. Cuando el canterano cogió el balón y afrontó la línea de siete metros, Mario se recogió en una esquina. «Tenía muchos nervios, era la culminación de todo el trabajo. Me puse la camiseta en mitad de la cara y miré de reojo. Afortunadamente entró y, a mí, lo que me salió fue caer al suelo», recuerda.

Divagó muchas veces con formar parte de esa historia plagada de victorias épicas. Lleva toda la vida en el balonmano, acunado, primero, en las categorías inferiores del colegio Marista y, después, en el filial del Ademar. «Desde bien pequeño he vivido este deporte con toda la pasión y siempre tienes el sueño de vestir la camiseta del primer equipo y de formar parte de una de esas batallas que veía desde la grada», apunta.

La lesión de Víctor Alonso le abrió las puertas de una responsabilidad mayor. Y, de momento, la asume desde «el respeto» que da enfundarse en la elástica marista ante una legión de fieles. «Tienes la duda de si estarás a la altura. Hasta ahora me están saliendo bien las cosas», celebra. Terminó la eliminatoria de la EHF con un balance global de 13 goles, máximo anotador leonés en los dos partidos, igualado con Carrillo en la ida (6) y Leonardo en la vuelta (7).

No quiere que esto sea flor de una día. «Soy consciente de que la crisis ha acelerado el proceso de formación. Somos muy jóvenes y hace unos años era impensable que tuviéramos tanto protagonismo en la primera plantilla. Igual ahora estoy aquí y dentro de seis meses no sé si voy a tener equipo para la próxima temporada. Tengo 19 años y aún debo trabajar muchísimo», relata.

Advierte en Víctor Alonso un espejo. «Me fijo mucho en él y siempre comentamos las acciones porque juega en mi mismo puesto», asegura Mario López, que mira, además, a Gonzalo Carou y a Jorge García Vega, dos veteranos que complementan perfectamente la labor del técnico Dani Gordo, también debutante. El argentino, capitán del Ademar, suele llevarle a entrenar casi todos los días. «Hablo mucho con él», subraya.

Comparte buenos momentos con Piñeiro y Molina, compañeros en las categorías inferiores. «Y con Juan Carrillo, Sergio, Ricardo..». El buen ambiente que existe en el vestuario es clave. «Y la juventud, que nos da esa esperanza para no bajar los brazos porque somos, muchos, gente de la casa y tenemos una ilusión extra», justifica el canterano, que mañana, solo tres días después de completar la hazaña frente al Nexe, tendrá una nueva oportunidad en el extremo derecho. Juegan ante el BM Aragón, otra vez en el Palacio. «La EHF supone un empujón anímico pero ahora tenemos que cambiar el chip y volver a la Liga. Nuestro objetivo es ser lo más regulares posible», concluye.