El ‘olimpo’ hace justicia a Manolo

Justicia poética para el atleta poeta, actor, músico, pero ante todo, deportista. Y con príncipe de Asturias incluido, que recibía su galardón. Aquel cuarto puesto con sabor a podio de los Juegos de Atenas de 2004, ayer en Madrid, con el mismísimo nuevo presidente del COI, se convirtió en una medalla de bronce que al leonés Manolo Martínez le ha de saber a gloria, a la mucha que atesora, y que ahora le llega por un ‘quítame allá ese doping’. Es lo de menos. Ayer, el mejor atleta leonés de todos los tiempos se convirtió en un medallista olímpico a la altura de, por ejemplo, Guillermo del Riego, otro de aquí que en Moscú también supo lo que es estar en lo más alto del deporte.

Pero la historia que ayer se convirtió en justa, parte de Grecia. Y Manuel Martínez lo recuerda: «Fue la competición más emotiva de mi vida», asegura instantes antes, en referencia a las sensaciones que vivió aquellas jornadas. Aspiraba a medalla y no era un farol, como ahora el tiempo lo corrobora, porque está medalla suya es sin trampa ni cartón. Por eso, en la octava gala del deporte que celebró ayer en su sede el COE, Martínez llegó acompañado de sus padres, de su mujer e hijos.

También valoraba el leonés la presencia institucional al más alto nivel. En primer lugar, con la asistencia del príncipe Felipe, así como con la visita a España de Thomas Bach, presidente del COI, junto a otras destacadas autoridades tanto del deporte como a nivel institucional como Alejandro Blanco, presidente del COE. «A nadie le amarga un dulce. Y en este caso es el del mejor sabor para un atleta», comentaba Manolo Martínez. Un tipo aparentemente frío, pero que por dentro sabe degustar las emociones.

Dedicatoria a Burón

Pero, en cambio, sí era interesante saber, sobre todo en alguien hábil a la hora de analizar no sólo la victoria, cuáles serían sus pensamientos. Por ejemplo: ¿Y una medalla que llega así se dedica? «Claro. Es que no se puede pedir mas aunque llegue así. Siempre he dicho que mis medallas son al cincuenta por ciento mías y de mi entrenador. Con Carlos Burón he formado un dueto perfecto y a él le dedico esta medalla. Como siempre», reflexionaba Martínez, cuando en el salón principal del COE ya estaba lo más granado del deporte español.

Así, el príncipe Felipe recibió la Orden Olímpica de Oro. Y se vieron en una pantalla éxitos del Atlético, del balonmano, del ciclismo, del patinaje, baloncesto... Se referían a los éxitos recientes. Pero había un leonés que acababa de ajustar cuentas con su propio palmarés y que aseguraba que este bronce en Atenas, ganada entonces, recibida ahora, merecía ser celebrada por todo lo alto. Porque quién iba a saber que aquellos lanzamientos de 2004 iban a caer casi diez años después en forma bronce en el COE de Madrid.

El mejor lanzador de peso español de la historia tiene previsto dedicar esta presea a todos los leoneses en un acto que se celebrará en las próximas fechas y que incluye sendas visitas a Diputación y Ayuntamiento.