Diario de León
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La voz de la afición roberto canuria

A punto de finalizar la primera vuelta de la competición liguera, se va viendo las posiciones y posibilidades de los equipos en el devenir de su trayectoria partido a partido. La segunda División B es una categoría, donde la Federación suele hacer caja y en la que los equipos sufren verdaderos problemas económicos, para subsistir cada temporada. Todo esto, repercute en los jugadores y cuerpo técnico, que se pasan meses sin poder llevar a sus bolsillos, lo estipulado y firmado en su contrato.

Es muy fácil ponerse a la cabeza y dirigir un club, lo importante es hacerlo de una forma coherente y consecuente con las necesidades y recursos con los que se cuenta, y no con los que se puede contar, o creemos que podemos obtener. Este es un mal indemne de la gran mayoría de los clubes, donde a lo largo de su trayectoria salen perjudicados jugadores, entrenadores y sobre todo la afición. Los presupuestos tienen que ser realistas y no ficticios, porque luego no valen excusas de lo que pudo ser y no fue. Y ahí es el mal y la raíz del gran problema por el que atraviesa el fútbol en una categoría en el que hay que milimetrar mucho para luego no salir malparado, como sucede en la inmensa mayoría de los casos que vemos casi todas las temporadas.

El fútbol es un deporte que hay que defender, pero en todo los aspectos donde la mejor ética debe imperar desde la cabeza. A pesar de ser un deporte, también es una profesión donde se recibe la compensación económica pertinente y firmada por ambas partes (empresa y trabajador). Esto último, es lo que algunos dirigentes de clubes, representantes federativos y políticos no quieren entender, ni aceptar y se eximen de la obligación.

Esta triste realidad es muy frecuente en esta categoría, que es una mezcla entre profesional y aficionada, donde los valores y principios quedan aparcados y olvidados. Es muy normal tergiversar la realidad y echar balones fuera, para que el tiempo lo cure todo. Creo, que a partir de ahora se necesitan cursos para dirigentes, federativos y políticos, aunque sea acelerados, y que mejor que hacerlos en el PPO. Seguro que algo se aprenderá, a pesar de la dureza de las cabezas pensantes.

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