Triple corona de oro para Lidia Valentín

Lidia Valentín es la nueva reina de la halterofilia europea, corona que la berciana conseguía en la categoría de 75 kilos en Tel Aviv tras una actuación brillante en la que demostró que el bronce logrado en el último mundial y su reciente triunfo en Estados Unidos no fueron por casualidad, todo lo contrario, la mejor demostración de que la leonesa, instaurada desde hace más de siete años en la élite internacional, puede presumir ahora de ser la número uno.

Y todo ante una nómina de excelsas rivales entre las que se encontraban las sempiternas rusas a las que Lidia lograba superar para no sólo hacerse con el título en el total olímpico, también lucir la medalla más preciada, la de oro, en arrancada y dos tiempos. Una triple corona por la que Lidia venía pujando desde su debut en el cuadro de honor de un Europeo en el año 2007 cuando en Estrasburgo se hacía con un merecido bronce.

Ayer, en Tel Aviv, la ponferradina vivió la cara más feliz de la competición. En apenas hora y media su actuación le reportaba la triple corona cuyo primer logro se lo apuntaba en la disciplina más técnica de este deporte, la arrancada. Como hiciera hace dos años en Antalya aunque con una mayor solvencia sobre el resto de rivales, Lidia firmaba una actuación perfecta. Su primer intento válido sobre los 115 kilos suponía no sólo que la leonesa estaba segura de sus posibilidades. También de que empezaba fuerte. Sólo la rusa Oxana Karpunenko osaba a igualarla.

Daba lo mismo porque Lidia aún tenía fuerzas para mucho más como demostró con la siguiente puesta en escena. El reto de los 120 kilos también quedaba resuelto. En un intenso mano a mano con Karpunenko el tercer intento, este vez sobre los 121 kilos, le iba a reportar el peldaño más alto del podio acercándose a sólo un kilo de su plusmarca personal. Tras ella Karpunenko también con 121 pero con más masa corporal se colgaba la plata mientras que a un mundo (98) quedaba la polaca Ewa Mizdal.

Pero el oro de arrancada fue sólo el aperitivo a una tarde perfecta para la campeona de España. La reválida para ella estaba en la disciplina de dos tiempos. En ella la ponferradina ya había saboreado platas y bronces pero le faltaba el oro. Además, con la victoria parcial también se aseguraría la general en total olímpico.

Dos premiso que se convirtieron en el mejor caramelo para saborear.

Pletórica en su ánimo y también en sus fuerzas, la primera prueba de fuego iba a llegarle en los 137 kilos, marca que elegía como ‘calentamiento’ y que superaba con solvencia. Siete kilos más iban a dejarla con la victoria asegurada ya que la más cercana y peligrosa de las rivales, Karpunenko, sólo podía llegar a los 143 mientras que la berciana, con 144 que representaba igualar su plusmarca personal en total olímpico y también la nacional, dejaba sentenciado su éxito en el campeonato.

Con las tres medallas de oro en el bolsillo (arrancada, dos tiempos y total olímpico) Lidia aún estaba dispuesta a ofrecerse una alegría suplementaria. La elección estaba hecha, 147 kilos y el récord pulverizado. Dicho y hecho. La gloria estaba en sus manos.

Un éxito al que llega demostrando que si un día tuvo que conformarse con mirar desde abajo a las rusas, las grandes dominadoras de la halterofilia mundial junto a las chinas desde hace décadas, ahora esa mirada es desde arriba, la de una campeona que desde 2007 se ha subido al podio cosechando nada menos que 17 preseas. Las tres doradas de ayer, las más recientes y también las que le han llevado a un reinado que se ha ganado con clase, ambición y mucho trabajo.