El príncipe galés reina en la Copa
Un derroche físico de Bale en el minuto 85 decide un partido . que deja al descubierto los problemas del Barcelona .
Con iniciativa, con ganas de ser protagonista, con el balón como argumento, el equipo de Carlo Ancelotti levantó la voz y se llevó el último debate del año (1-2), aunque tuvo que esperar a que su más preciada mercancía cumpliera con el objetivo. Bien es cierto que el Barça se presentó en Mestalla con algunos puntos endebles, pero Martino, de tozudez bielsista, mantuvo su catecismo maldito para los partidos decisivos. Messi, Cesc y Neymar se colocaron arriba. Y como contra el Manchester City, el Atlético de Madrid y el Real Madrid, volvió a tartamudear el equipo azulgrana y a sufrir para convencer. Ancelotti, que después de dos derrotas ya había tenido tiempo para apuntar posibles soluciones en su libreta, se decantó por un 4-4-2 a la hora situar a sus jugadores. Di María retrocedió en la banda y aunque se desesperó al defender, suplió su deficiencia con su actitud para trastocar en ataque los planes de tranquilidad azulgrana.
Sin embargo, el factor que desniveló la discusión el partido fue la decisión del técnico del Real Madrid de apostar por el protagonismo. Con cuatro medios, los madridistas taparon cualquier opción de sorpresa de los carrileros culés, al tiempo que gobernaron en el centro del campo a pesar de la superioridad numérica azulgrana. La socarrona voz de Ancelotti al fin se convirtió en un chorro de voz de tenor en el campo.
El primero en demostrar el cambio de tendencia en el clásico fue Bale, quien sólo había disparo a puerta una vez contra el Barcelona en las anteriores ocasiones y en la final de Copa ya había probado dos veces antes de cumplir el séptimo minuto de juego. Junto a él, Benzema agrandó su figura. Así, un contragolpe destapó las carencias del Barcelona. Con un simple primer toque del delantero francés, Di María (en posible fuera de juego) ya pudo disputar un acara a cara con Bartra y su disparo relativamente sencillo acabó dentro de la portería. La jugada enseñó todas las debilidades del discurso culé.
La segunda parte repasó capítulo a capítulo el debate. Bale se acercó al gol con una de sus rápidas incursiones y el Barça volvió a frotarse los ojos porque otro defensa se marchaba lesionado (Jordi Alba). Las ocasiones para el Madrid se sucedían mientras el Barça se hundía en su melancolía con Pinto enseñando más zonas vulnerables. Pero ninguno de los futbolistas del Real Madrid supo sentenciar el partido y lo inesperado ocurrió. El Madrid, confiado ante la baja altura de sus rivales, colocó una defensa endeble y sin jugadores bajo los palos en un saque de esquina azulgrana. Para sorpresa de los de Ancelotti, Xavi lanzó el córner dentro del área y el longuilíneo Bartra se destapó con un gran cabezazo que acabó en un lugar imposible para Casillas. Los de Ancelotti, sorprendidos por no ir en ventaja a pesar de sus buen partido, no perdieron su solidaridad. Pero el alegato final retrató a los dos fichajes más caros de ambos equipos, los que costaron cerca de 100 millones de euros. Bale demostró por primera vez en un gran escenario para el Real Madrid sus dotes innatas para la carrera, su potencia y su tenacidad para marcar su primer gol decisivo.