Diario de León

BALONMANO

Juan Arias deja huérfano al Ademar

El fallecimiento repentino del mejor presidente que ha tenido el club leonés en su más de medio siglo de historia conmociona al mundo del deporte. Logró seis títulos en sus quince años de mandato.

Juan Arias, presidente del Ademar durante quince años, falleció ayer víctima de un infarto de miocardio.

Juan Arias, presidente del Ademar durante quince años, falleció ayer víctima de un infarto de miocardio.

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sergio c. anuncibay | león
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El fallecimiento de Juan Arias ha conmocionado al mundo del balonmano, que pierde a uno de sus referentes, al mejor presidente que ha tenido el Ademar en sus casi sesenta años de historia. Su corazón, el mismo que le devolvió el pulso al club leonés en un momento muy complicado, se paró a primera hora de la mañana, con sólo 56 años, víctima de un infarto de miocardio.

Deja un legado imborrable, primero como jugador, forjado en el patio del Colegio Marista, donde arrancó la pasión por un deporte que le acompañaría durante el resto de su vida. Allí conoció al Hermano Tomás, que le convencería más tarde para que tomara el relevo de Ángel González en la presidencia. Asumió el control en mayo de 1994 y gobernó con paso firme hasta el 2009, cuando las desavenencias con el Ayuntamiento precipitaron su salida.

Habían pasado quince años, quizá irrepetibles, en los que el Ademar alcanzó cotas inimaginables. Nada menos que una Liga, una Copa del Rey, dos recopas de Europa y otras dos copas de la Asobal. Cambió la forma de dirigir la entidad. Priorizó la gestión económica y tras superar en su primer año un descenso que no llegó a consumarse por la desaparición del Alzira y del Juventud Alcalá, situó al equipo en lo más alto.

Trajo a Manolo Cadenas y, con una plantilla joven, tardó únicamente cuatro años en conseguir el primer título de la historia del club, una Copa Asobal, tras ganarle la final al Barça en Zaragoza. «Éste es solo el comienzo y confiamos en que lleguen más éxitos para corresponder a la alegría de la afición». Esas fueron sus palabras, lanzadas desde el balcón del Ayuntamiento a una plaza abarrotada.

Peleó para que el éxito no fuera flor de un día. Y lo consiguió. Sólo dos temporadas después, el Ademar levantaba su primera Liga, arrebatándosela, de nuevo, a ese Barça que dirigía Valero Rivera. Apostaba por el talento, la juventud y, sobre todo, por una defensa a ultranza del club que presidía. Eso le ocasionó más de un enfrentamiento con las instituciones cuando no cumplían con sus compromisos.

Tenía carácter, pero era un hombre noble, sencillo, amante de su familia. Su herencia es el mejor legado. Consolidó al Ademar en la élite y lo convirtió en uno de los mejores clubes de Europa. Bajo su mandato, el conjunto leonés ganaría dos recopas. Tuvo que lidiar con un par de salidas traumáticas, las de Juanín García y Manolo Cadenas, referentes de ese equipo que marcó una época.

Fichó a Jordi Ribera y con él sumaría una nueva Copa Asobal para las vitrinas del club. Al finalizar esa campaña tomó una decisión difícil, después de varios encontronazos con el Ayuntamiento porque no llegaban las subvenciones pactadas. Abandonó la presidencia, quince años después de asumir el cargo, con seis títulos en su palmarés, los únicos que ha conseguido el Ademar en sus casi 60 años de vida.

Pero su salida abrió una fractura en el club que aún perdura. Pollán ganó las elecciones a Carlos Álvarez por un puñado de votos y el distanciamiento entre las dos ‘familias’ fue evidente. Arias siempre estuvo al margen y nunca hizo declaraciones públicas. Participaba en las asambleas de socios y disfrutaba, desde otra posición, de su equipo, al que había estado unido durante dos décadas. Todo el deporte llora su muerte. El balonmano leonés pierde a un mito.

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