Diario de León

MUNDIAl DE BRASIL

Holanda humilla al campeón

España recibe una goleada histórica ante el mismo rival que doblegó en la final de Sudáfrica. Robben conduce a los suyos hacia un triunfo que ridiculiza el modelo que defiende La Roja.

Arjen Robben deja plantado a Casillas y consigue en esta jugada el segundo gol para la selección holandesa en el debut ante España.

Arjen Robben deja plantado a Casillas y consigue en esta jugada el segundo gol para la selección holandesa en el debut ante España.

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Roberto Morales | sao paulo
León

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Holanda cumplió su esperada venganza mundialista cuatro años después de caer en la prórroga de la final de Johannesburgo, remontó a España en el estreno de Brasil 2014 y empujó al abismo con crueldad al vigente campeón, España, ridiculizado con una desconocida fragilidad defensiva (1-5).

La búsqueda del más difícil todavía, la defensa del título Mundial en el ciclo de oro del fútbol español, comenzó con la derrota más sonrojante que jamás recibió un campeón en el primer capítulo. El duelo nacía con un ambiente en contra de Diego Costa, brasileño de nacimiento que renunció a su selección. Pero Costa no es futbolista de amilanarse.

Comenzó España con demasiado balón en largo con imprecisiones. Y se agarró a la figura de Casillas antes del peor día del capitán. Apareció en un mano a mano a los siete minutos ante Sneijder.

Holanda rozó el premio a su plan, aguantar en su terreno y dañar con velocidad, pero de inició lo frenó España. Iniesta chutó arriba cuando buscaba la escuadra y Silva generó dos ocasiones gracias a su entrega en la presión. Diego Costa no remató la primera, enredado en una bicicleta, y mandó al limbo la segunda.

Fueron los únicos minutos que España se acercó a un resultado positivo. Xavi encontraba un nuevo socio a su visión, con un devorador de espacios como Costa. Silva perdonó la primera por generoso, antes de que Diego Costa, con poca confianza para chutar, optase por recortar y se encontró el regalo de De Vrij, que fue al suelo y el colegiado interpretó que le barrió. El penalti lo materializó Xabi Alonso, para disipar las dudas sembradas en las penas máximas. España lograba el objetivo, adelantarse en el marcador, y la conexión Iniesta-Silva invitaba a soñar. Un pase mágico del manchego, mirando al tendido, dejó solo al isleño. Picó el balón a la salida de Cillessen, que despejó con sus dos puños. Nadie sabe lo que habría pasado en caso de marcar pero seguro que la caída de los campeones no habría sido tan cruel. Pasó la Roja de tener dos tantos de ventaja y poder manejar el partido a su antojo a ser víctima de su primer grave error defensivo. Cada carrera de los holandeses dejaba síntoma de peligro pero el tanto clave en la remontada partió de la nada. Un pase medido en largo, desde el costado izquierdo de Blind que cabeceó Van Persie por encima de Casillas a media salida. Un exceso de confianza de Ramos. Una mala posición de Piqué que rompía el fuera de juego. Al borde del descanso el tanto marcó el duelo.

Porque en la reanudación cuando España quiso no pudo y acabó atropellada por un vendaval de fútbol eléctrico. A los 54 minutos una perdida de Xabi Alonso dio inicio a los peores minutos de la ‘era Del Bosque’. Otro pase en largo de Blind a Robben, con metros cedidos por Piqué. Recorte y disparo que supera a Casillas por el centro. Era la venganza de un jugador marcado por la última final.

En un abrir y cerrar de ojos, España había encajado los mismos goles que en todo el Mundial pasado.

Se divirtió Holanda sobre el césped, con su verdugo arrodillado y pidiendo un rápido final. Van Persie estrelló un latigazo en el travesaño y Casillas lamentó el tercer tanto, al ver como su mala salida a un balón desde el costado encontró una falta de Van Persie que el colegiado no apreció, para que De Vrij marcase a placer en el segundo palo. Fuera del partido, los cambios de Del Bosque no surgieron efecto. Con España superada Casillas sacó las que pudo y acabó cometiendo uno de los errores más graves de su carrera. Un pase atrás de Ramos lo controló mal. Van Persie, más listo que nadie, le robó la cartera y marcó a placer. El broche lo puso Robben, con su partido soñado, deseando que nunca acabase para borrar tanto dolor por su mano a mano fallado en Johannesburgo.

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