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MUNDIAl DE BRASIL

Primera división

La igualdad preside hasta ahora un certamen de partidos vibrantes.

Argelia es una de las sorpresas de este Mundial.

Publicado por
ignacio tylko | río de janeiro
León

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La alegría desbordante de los humildes argelinos y el hundimiento de la Rusia de los petrodólares dirigida por el mediático Fabio Capello representan un excelente botón de muestra de lo que es este Mundial, hasta ahora magnífico pese al fracaso de España. Superada la primera fase, se observan dos campeonatos, el de afuera y el de adentro, muy diferentes. El organizativo muestra grandes deficiencias en cuanto a infraestructuras, transportes o estadios inacabados, y pierde de lejos en comparación con otros muchos. Pero el del juego es espectacular: fútbol ofensivo, partidos vibrantes, pocos empates, muchos goles —un total de 136 y casi tres de media por partido—, poca especulación y juego bastante limpio salvo algunas acciones aisladas y esa dentellada de Luis Suárez a Chiellini que pasará a la leyenda negra de los campeonatos.

Si no decae en la segunda parte, a partir de esos cruces que meten miedo y agarrotan con frecuencia a los jugadores por un exceso de responsabilidad, quizá estemos ante el Mundial más atractivo de la historia. En otros se observaron figuras grandiosas, como Pelé o Maradona, y partidos inolvidables, pero éste es más homogéneo. La clasificación de Argelia, la explosión sudamericana y la eliminación de nuevo de siete países europeos, como en Sudáfrica, demuestran la enorme igualdad existente.

Algunos especialistas aseguran que el certamen de México’70 fue extraordinario, el mejor de siempre, pero entonces se jugaba a un ritmo más lento que ahora y no se conocían la presión, la marca y el achique de espacios.

La búsqueda de la victoria es una receta maravillosa para conferir emoción al juego. Incluso sin que abunde el talento, el espíritu ofensivo es la llave que abre el corazón del hincha, como recuerda el veterano periodista argentino Jorge Barraza. Hasta Irán, aun con un esquema timorato, pensó seriamente en vencer a Argentina. Y le creó tres situaciones claras de gol, resueltas por el criticado portero Sergio Romero. Hace años, Costa Rica hubiese salido a perder dignamente con Italia o Uruguay. Ahora, en cambio, se presentó para ganarles. No se especula. En el torneo de Brasil, se observan equipos con un apetito voraz. El Argelia-Corea del Sur (4-2) es un paradigma de lo que han sido los partidos hasta ahora. Poca tregua. Pero hay muchos más: Italia-Inglaterra, Uruguay-Inglaterra, Brasil-México, Alemania-Ghana... El espectáculo parece garantizado.