Llegó el final, llegó la final

Hoy termina el Mundial de Brasil. Argentina y Alemania se enfrentan en la gran final del Maracaná y yo estaré allí para contarlo.

Esta ha sido probablemente una de las experiencias más bonitas de mi vida. Tengo 23 años y he tenido la oportunidad de cubrir el evento futbolístico más importante del planeta. Eso quiere decir que, cuando se disputó el Mundial de 2010, en Sudáfrica, yo tenía 19 años y acababa de terminar el primer curso del Grado en Periodismo en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. En aquel momento, evidentemente, no me imaginaba que esto pudiera llegar a ocurrir tan rápido.

He estado en la tribuna de prensa del mítico Maracaná en todos los partidos de Brasil 2014 que allí se han disputado. He vibrado y he escrito sobre Messi, Benzema, James, Lukaku o Müller. Y también sobre los nuestros, en el partido contra Chile de la fase de grupos, tras el que quedaron eliminados. Los que hoy, hasta que termine la final, aún son los actuales campeones del mundo. Xavi, Iniesta, Xabi Alonso, Casillas, Sergio Ramos y compañía estuvieron, en vivo, enfrente de mis ojos.

Pero a partir de hoy mismo la realidad de Brasil sigue: las deficiencias en sanidad y en educación, el racismo, el machismo, la pobreza, el analfabetismo, la inseguridad, los asaltos, los asesinatos, el transporte público insuficiente, la falta de infraestructuras de todo tipo y, ahora, el exceso de estadios, muchos de los cuales no van servir para nada.

Pero Brasil también es alegría, es una celebración de la vida cada día, es calma, es tranquilidad, es música por todas partes, es belleza, es simpatía… Y es tierra de oportunidades para muchos jóvenes españoles, por lo que hay mucho que agradecerle. Es un país apasionante que he tenido la suerte de vivir en el momento más relevante, periodísticamente hablando, de las últimas décadas. Gracias por haberme dejado contarlo en el Diario de León. Gracias por leerme.