La máquina frente al ‘extraterrestre’

El Mundial de los contrastes, con gran juego, goles y emoción en los campos y desorden y confusión en todo lo que la Fifa no muestra al planeta, pone su broche de oro con una extraordinaria final entre la poderosa Alemania y la abnegada Argentina (21.00 horas, Telecinco/GolT). La locomotora de Europa y un gran país sudamericano en el que se vive por y para el fútbol, disputan un duelo entre continentes que margina a Brasil, el gigante y deprimido anfitrión, y a España, que abdicó antes que nadie del campeonato y en unas horas conocerá al nuevo monarca universal que ocupe su trono.

Será el momento de ver si por primera vez después de ocho Mundiales, si se cuenta el de Estados Unidos’94, un país europeo es capaz de imponerse al otro lado del Atlántico.

Unos 100.000 argentinos, la mayoría sin entrada, estarán en Río de Janeiro para alentar al equipo de Alejandro Sabella en este clásico de alto riesgo que tiene a Alemania como favorita, tras su paliza sin parangón por 7-1 a Brasil en semifinales, pero en que el todo es posible si el gran Messi aparece aunque sea sólo un minuto.

Se trata de tercera final de un Mundial entre Argentina y Alemania, la más repetida de la historia, con una victoria para cada una hasta el momento: 3-2 en México’86 para la albiceleste y 1-0 en Italia’90 para los germanos. Maradona y Matthaus esperan sucesores, igual que Franz Beckenbauer y Carlos Salvador Bilardo, los técnicos de aquellos certámenes.

Mientras Argentina buscará el tricampeonato tras sus conquistas en casa en 1978 y en México’86, Alemania intentará levantar su cuarta copa, tras los títulos en Suiza’54, como local en 1974, y en Italia’90. Igualaría en el palmarés a Italia y se quedaría sólo a un galardón de Brasil.

Leo Messi y otros ocho jugadores argentinos buscan la consagración y tomarse el desquite, ya que los teutones eliminaron a la albiceleste en cuartos de final de los dos últimos Mundiales, con un humillante 4-0 en Sudáfrica y por penaltis en Alemania’06.

Autor de cuatro goles en los primeros tres partidos de este certamen, Messi arrancó fuerte pero no volvió a marcar y Argentina lo necesita más que nunca si quiere levantar la copa en el mítico Maracaná. Rayó a un nivel notable en cuartos frente a Bélgica, ya que disfrutó de espacios, pero contra Holanda volvió a parecerse a ese jugador indolente y físicamente tieso que se arrastró este curso en el Barça.

A los 27 años, un Mundial es lo único que falta en su impresionante palmarés y una actuación estelar hoy le colocaría en el olimpo de los más grandes del fútbol junto a su compatriota Diego Maradona, el brasileño Pelé, el holandés Johan Cruyff y el hispano-argentino Alfredo di Stéfano, fallecido el pasado lunes. Además, le abriría las puertas a un quinto Balón de Oro al mejor jugador del mundo, tras los cuatro ganados de manera consecutiva entre 2009 y 2012.

La ‘Mannschaft’ no depende de uno o dos jugadores, como la Holanda de Robben y Van Persie o la Bélgica de Hazard. Dispone de un abanico de futbolistas con llegada y gol, entre ellos Thomas Müller y el veterano Miroslav Klose, recordman mundial de artillería, pero también Schürrle, Kroos, Özil y el defensa Mats Hummels, terrible en las acciones de estrategia aunque lleva mermado todo el certamen.

La idea de Sabella, que también sufre por los problemas musculares del Kun Agüero y el agotamiento de jugadores como Mascherano, es juntar las líneas para cerrar espacios y frenar el ritmo de los contragolpes teutones. Pero para ejecutar ese plan se necesita un enorme esfuerzo físico y Argentina llega a la final en desventaja.