Diario de León

La media veda levanta el ánimo

Falta todavía un mes para que arranque, pero los aficionados tienen buenas perspectivas para la codorniz y también para la paloma torcaz.

Un perro cobra una  codorniz durante una jornada de caza en el Páramo.

Un perro cobra una codorniz durante una jornada de caza en el Páramo.

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pedro vizcay | león
León

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Falta todavía casi un mes para que se abra la Media Veda, pero los aficionados ya comienzan a realizar cábalas sobre la temporada que se presenta. Tras el fiasco de la pasada campaña, una de las peores que se recuerdan, parece que la que llega será sensiblemente mejor. Lo cierto es que, cosechado prácticamente todo el secano, y con una cosecha bastante floja, no se han visto muchas codornices, salvo en aquellas tierras próximas a regueras o humedales, pero en los campos de regadío la cuestión es bien diferente. Basta dar un paseo al amanecer o al atardecer por los caminos de concentración del Páramo o de la ribera del Esla para sentirlas cantar e, incluso, volar entre dos luces. Además los intensos calores de estos días pueden desplazarlas de las estepas hacia las zonas más frescas del regadío o la media montaña. Otro factor positivo añadido es que, en esta campaña, se va a cosechar muy tarde, y podrán sacar adelante sus polladas sin que las cosechadoras las molesten. Para el quince de agosto, fecha de apertura de la media veda, quedarán todavía parcelas sin cosechar.

En la estepa cerealista la codorniz hace felices a los cazadores en la media veda. Las palomas torcaces se cazan especialmente en zonas de media montaña mientras que las tortolillas, antaño muy abundantes, no se podrán cazar hasta mediada la temporada. Esta pequeña gallinácea entra en primavera procedente del continente africano. Primero lo hacen los machos que buscan un territorio adecuado para la cría y, posteriormente, entran las hembras que son reclamadas de forma insistente con el peculiar canto. Es una especie muy prolífica, pues si las condiciones son favorables puede sacar polladas de diez a quince polluelos. A base de grano e insectos alcanzan un desarrollo espectacular pues en unas pocas semanas están en disposición de emigrar. Su principal defensa es el mimetismo que consiguen con el medio. Únicamente si se encuentran muy forzadas levantarán el vuelo para huir, prefiriendo apeonar y ocultarse. Es por ello que tan solo con el concurso de un perro de muestra de fino olfato conseguiremos una buena percha. El trabajo del perro es quizá la parte mas vistosa y emocionante en este tipo de caza, que cuenta con muchos entusiastas en el panorama cinegético. Es cierto que las circunstancias climatológicas y de la cosecha pueden hacer que se pierdan muchas polladas o que éstas queden notablemente reducidas. Las tormentas en mayo o junio pueden dar al traste con los nidos o con la incubación si los huevos llegan a encharcarse, pero si entran pronto anidarán pronto llegándose incluso a conseguir una segunda pollada. Hay incluso quién afirma que si los pájaros nuevos se adelantan un par de semanas, pueden llegar a criar antes de emprender el retorno hacia tierras africanas, lo que produciría un efecto multiplicador en el número de codornices.

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