MONTAÑISMO
Salva Calvo hace cumbre
El ultrafondista leonés lleva al público las imágenes de los Picos de Europa
La Semana Leonesa de Montañismo cerró su ciclo, en el salón de actos Alfonso V del Ayuntamiento de León. Acogió actividades de montaña durante el lunes, martes y ayer miércoles. Una actividad organizada por el Consistorio, a través de la Concejalía de Deportes y por la Delegación Provincial en León de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada, Senderismo de Castilla y León, con la colaboración de todos los clubes de Deporte de Montaña de la provincia de León.
Picos de Europa fue el protagonista de la jornada de ayer. ‘Correr, sufrir y disfrutar’ de Salva Calvo. Se emitieron dos proyecciones relacionadas con los Picos de Europa que deleitaron a un público asistente que volvió a llenar la sala, quedando incluso mucha gente fuera una vez más, como ha ocurrido durante toda la semana del montañismo.
Uno de los deportistas leoneses con más éxitos en su haber corriendo grandes distancias por las montañas salvando intensos desniveles y en todo tipo de terreno, disciplina que ha dominado a la perfección y que le ha llevado por todo el mundo en busca de las más duras competiciones es Salva Calvo, que ayer disertó ante un público entusiasta con la montaña.
Salva Calvo recorre el mundo en busca de carreras extremas, en una modalidad, la del ‘ultratrail’, que cada vez cuenta con un mayor número de adeptos, valientes que se aventuran a correr a lo largo de más de cien kilómetros por abruptos terrenos en los lugares recónditos. Y los hay, como Salva Calvo, capaces de superar todo ello en nueve horas.
«He probado casi todos los continentes, en alta montaña, desiertos, jungla... creo que ya lo tengo casi todo», reconoce Salva, aunque «al final siempre hay alguien que te descubre sitios nuevos». Y, para este leonés del 1962, «esas carreras nuevas en lugares extremos son las que me hacen seguir».
Recorrido medio mundo y participado en centenares de pruebas, hay una que jamás podrá olvidar. Fue en Nepal, en el Dolpo. Aquello, explica, «fue autosuficiencia y casi supervivencia. Era una prueba muy larga y no había accesos de ningún tipo; una vez que entrabas en la competición allí no accedía ya ningún vehículo, era imposible. Entonces, sí tuve la sensación de que era arriesgar mucho», reconoce desde la distancia.
Para correr un ultratrail de 103 kilómetros hay que dedicarle mucho tiempo.
«Todo en la vida se puede entrenar, igual que si quieres sacar matrícula en matemáticas. Si estudias muchas horas, al final lo puedes conseguir. Esto es lo mismo», explica.