lucha leonesa
«Estoy obligado a dar parte de lo mucho recibido»
Clemente Fuertes
Máximo ‘Campeón de Campeones’
Las cuotas más altas de victoria en el Trofeo que reúne a los mejores de la lucha las ha logrado el luchador de Tendal, quien mañana está llamado a ser, de nuevo, destacado protagonista en el Palacio de Deportes.
Mañana se disputa, se ‘celebra’ (en el mejor sentido) el gran corro que pone broche a título individual a la temporada de la lucha leonesa: el Trofeo Diario de León Campeón de Campeones. Hay, indudablemente, un referente máximo, una figura, que representa los valores más destacados del Trofeo, en quien se resume lo más genuino de la historia de este título, nacido en 1982, con su propia trayectoria luchadora, la que comienza a escribir sus páginas singulares en 1996, ganando su primer Provincial con la edad más temprana que en más de ochenta años nadie consiguiera (dieciséis), y, en temporada siguiente (1997) inscribiera el primer y único «triplete» (Liga, Provincial y Campeones) hasta entonces nunca alcanzado. Aquellos primeros grandes laureles los ceñía en ligeros. Una de las inigualables metas a las que ha llegado el luchador es la de sumar esa misma cuota de Campeón a lo largo de treinta años de cintos y a lo ancho de todas las categorías del aluche. Campeón de Campeones en medios en 2004, en semipesados desde 2006 hasta 2013 ininterrumpidamente (desde 2007 hasta la fecha consagrando el «triplete») y, doblando título, en 2011, también en pesados. Once veces, el mejor entre los mejores. Mañana vuelve a tener pleno derecho a pugnar por el galardón en su categoría de semipesados y, a la vez, en el peso superior. Vuelve a estar lista una de las páginas de oro de la lucha para que sobre ella se re-escriba el nombre de Clemente Fuertes Álvarez, «El Junco» de Tendal de La Sobarriba.
—Después de treinta años de lucha, de haber escrito páginas de las más grandes de la historia de este más que deporte ¿de qué manera la lucha ha forjado a Clemente Fuertes, o cómo El Junco luchador se ha modelado conforme a los años maduraban a la persona?
—No creo que sea tan importante la influencia de la lucha sobre mi carácter como mi evolución en los corros conforme a en mi vida han influido años, familia, experiencias… De aquel Junco juvenil, temperamental, al de este momento, han pasado, evidentemente, más que treinta años de lucha (que también) treinta de vida.
—Con la perspectiva de todos esos años ¿hay algo que ahora vea de manera distinta, algo de lo que arrepentirse? ¿Algo que no ha cambiado?
—Reconociendo todo lo que, con menos madurez, pude hacer mal, lo que no ha cambiado el tiempo es la sensación de que hubo un momento, un tiempo, en que me sentí injustamente tratado. Recordando la sanción: teniendo en cuenta que me jugaba la liga, a dos corros de tenerla, se me castiga con decisiones que no eran justas… el enfado, me vuelvo, tiro el cinto… y tarjeta roja a la espalda. ¡Vale! ¡Pero luego el año de sanción! ¡Fue excesivo! En aquel momento, como después en otros, ha habido quien me tenía mejor o peor consideración, quien me prefería o no ante otros luchadores (¡como tú, hectorista!), Pero, no es solo lo que yo haya cambiado: debe mirarse también cómo conmigo han cambiado las circunstancias: de qué manera eso también supuso cuántas rojas se me sacaron en una época, cuántas después. En cuanto a algo que no ha cambiado, que creo que he mantenido a lo largo de todos estos años, es que con todos los luchadores he tenido y creo tener buena relación.
—Una faceta del Junco que sí ha tenido una patente progresión con el paso del tiempo, sumada a la consecución de triunfos, es su involucración en la labor para con la base, su compromiso con la Escuela de lucha del Ayuntamiento de Valdefresno, con su pueblo y su tierra, la Sobarriba.
—No tengo tanta pasión por enseñar como por luchar, pero sí me creo deudor de la tradición de mi tierra, donde la lucha forma parte del ADN, o del alma.... La conocí como algo que formaba parte de mi gente, la he vivido pasando (y valen como ejemplo) por tres alcaldes: Matías (que no dejó de defenderme cuando más falta hizo), Carlos y Pellitero. Los tres han sido de diez, o más, conmigo y creo que también con toda la lucha. La disposición que ahora encuentro para apoyarme y apoyar la lucha, con la responsabilidad también de Antonio, concejal de deportes, junto con toda esa historia de los nuestros, me hace sentir obligado a dar parte de lo mucho que de la Sobarriba he recibido.
—¿Cómo valora este Trofeo del Campeón de Campeones que no parece tener el aura del histórico Provincial, o la envergadura del título de Liga de la Regularidad?
—En primer lugar creo necesario reconocer (sin dar ninguna coba) que el Diario haya hecho el esfuerzo por mantener y reforzar este Trofeo que, como todos sabemos, estuvo hace tres años a punto de perderse. Me siento agradecido, como creo que se sienten todos los luchadores, y no podría entender que alguien pudiera tener algún tipo de conducta que no obedeciera a ese reconocimiento. En otro sentido, habiendo sido uno de los títulos en los que creo haber destacado, habiéndolo ganado en todos los pesos, yo dije ya en más de una ocasión que entendía que el Provincial está sobrevalorado. Con todo el significado de su carácter histórico, creo que buena parte del valor que se le da a él lo tiene bien merecido el Campeón de Campeones. Por mi propio recorrido, creo que, de todos los logros, victorias, títulos de estos treinta años, una de las ocasiones que la afición reconoció como más grande de lo por mí hecho (así lo percibí) fue cuando gané el Campeón de Campeones en dos pesos, una meta para la que muy conscientemente me preparé por tiempo. Y, más allá de mi propia experiencia, viendo solo el listado de quienes desde 1982 han sido Campeones, creo que está más que claro el valor del título.